Un adolescente de 15 años murió en el sector Punta Iguana, al norte del municipio Santa Rita, Costa Oriental del Lago, cuando en compañía de un primo, también menor, de 16 años, se tomaban fotos posando con un arma que encontraron.
Mientras la manipulaban, presuntamente, se accionó de manera accidental, escapándose un disparo que asestó en la cabeza de la víctima, quien por ser menor, se reserva su identidad.
Al parecer, ambos muchachos querían subir las fotografías a las redes sociales para dar imagen de chicos rudos.
«Él estaba en casa de un primo. Encontraron el arma y se les ocurrió que era buena idea tomarse fotos con ella. Cual muchachos, empezaron a posar. Y en una de esas tantas poses, el muchacho que murió le dijo al primo: ‘Vais, apuráte.
Tomá la foto. ¡Dale, pues!’. Le dio un manotazo a su primo, y en ese momento se accionó el arma, que estaba cargada, y los muchachos no se habían dado cuenta», dijo Alejandro Isea, su tío.
Un solo disparo salió. Suficiente para que entrara en la cabeza del adolescente, con trayectoria de izquierda a derecha.
«No dio tiempo a nada. Murió en el sitio. Su primo está muy mal. Llora mucho. Él no tuvo la culpa. Todo fue un accidente. Cosas de muchachos que dejó una tragedia», contó Elando Cumare, hermano del fallecido.
El hecho ocurrió, aproximadamente, a la 1:00 de la madrugada de este domingo.
Efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas subdelegación Cabimas iniciaron las actuaciones de rigor. Investigan la procedencia del arma que estaba en esa vivienda, si estaba permisada o no.
Por lo pronto, detuvieron a tres personas: al dueño de la casa, al papá de la víctima y al adolescente que estaba con el joven muerto, para someterlos a interrogatorios.
De la víctima se conoció que era el menor de cinco hermanos y estudiaba quinto grado en la escuela María Auxiliadora, de Santa Rita.
Familiares denunciaron otro calvario: conseguir una urna para enterrar al muchacho
«No se consiguen. Esto es algo inesperado que tomó por sorpresa a la familia. Somos personas de recursos modestos y nos ha costado muchísimo costear los gastos del velorio. ¡No conseguimos urnas! La que nos llegaron vendiendo costaba 35 mil bolívares. Eso sin contar que tuvimos que pagarle a un «Bachaquero» (revendedor de productos escasos en Venezuela), 900 bolívares por kilo y medio de café para el velorio. Alquilar las sillas sumó otros 400. Y cuatro paquetes de galletas de soda, con diablitos, para ofrecer algo a la gente que se acerca a dar el pésame (porque es una costumbre en Santa Rita esa deferencia), tuvimos que gastar casi mil más. Esta tragedia nos devastó el alma y el bolsillo también», agregó Alejandro Isea.
Vía Panorama / www.diariorepublica.com