El ataque fue brutal y certero. Antes que sonará el timbre del recreo, Ana Verónica Arrieta Bracho, de 15 años, se desplomaba en los brazos del director del liceo. Su chemise azul se tiñó de sangre.
“¡Ayúdenme… No me dejen morir!” fue su última exclamación antes de perder para siempre la conciencia.
Minutos antes, la adolescente, cursante del octavo grado, fue atacada por su exnovio, un joven, de 16 años, con el que había terminado una relación amorosa, tres meses atrás.
La dramática escena se registró, jueves, en el interior de la unidad educativa Víctor Capó, en la parroquia Rómulo Gallegos del municipio Cabimas, en la Costa Oriental del Lago.
A las 9:00 de la mañana, la liceísta estaba desayunando junto con tres amigas en uno de los laterales de la institución, cuando vieron en la parte posterior de la cerca del liceo al exnovio que la llamaba con insistencia.
“Como no le hacía caso, el chamo se saltó la cerca y ella fue a reclamarle que la dejara en paz porque habían terminado, pero aún así los dejamos solos para que hablaran”, señaló una de las amigas de Ana.
Pasaron unos 20 minutos y al ver que no regresaba las compañeras de la joven fueron a buscarla: “Cuando llegamos, el muchacho la tenía agarrada por el cuello, ahorcándola, nosotras fuimos a ayudarla pero nos golpeó a mí y otra amiga y tumbó, la otra fue a pedir ayuda a la dirección”, continuó relatando.
Al parecer, fue en ese lapso cuando el exnovio de Ana sacó un cuchillo casero y la apuñaleó tres veces: en el cuello, el intercostal, y la última en la espalda, hasta dejarla mortalmente herida en medio del patio de la institución.
No era la primera vez que la atacaba: “Ellos vivieron juntos en una pieza alquilada cerca del liceo, pero las constantes golpizas hicieron que Ana terminara la relación, incluso, a él lo cambiaron de liceo por su agresividad”, reveló una docente sin identificarse.
José Luis Álvarez, director de la institución, afirmó que el joven, quien huyó luego de cometer el ataque, cursó hasta el período escolar pasado, el cuarto año: “Hubo una reunión entre los representantes de ambos estudiantes en la que el joven se comprometió a no buscar a la muchacha, ya que ella decía que la acosaba a cada rato”.
Álvarez, junto a otros docentes, trasladaron a Arrieta al centro ambulatorio de Nueva Cabimas, a pocos minutos de la sede educativa, donde ingresó sin signos vitales producto de las lesiones causadas por arma blanca.
Las compañeras de la víctima describieron al agresor como un “muchacho rebelde, muy agresivo, que siempre la golpeaba. Nosotros le aconsejamos que lo dejara, pero después fue peor: la llamaba a cada rato, la insultaba… Nunca aceptó que lo hubiese dejado”, afirmó una compañera de clases de Arrieta.
Otra de las docentes añadió que en octubre: “El joven intentó sacarla por la fuerza en dos oportunidades, pero las profesoras lo impedimos porque no sabíamos el motivo de su actitud”.
En horas de la tarde, comisiones del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas dieron captura al presunto homicida en una residencia del sector Nueva Bolivia, donde se encontraba enconchado.
El joven fue puesto a la orden de la Fiscalía 43 en materia de Niños, Niñas y Adolecentes, y podría enfrentar cargos que lo condenen de 15 a 30 años.
Vía Panorama
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