Inseparables. De la misma forma como lo fueron en vida partieron a su encuentro con Dios. A las 10:05 de la mañana de ayer, el callejón Ayacucho, en Santa Rosa de Agua, se quedó angosto.
Bajo el fuerte sol de los últimos días y en medio de desgarradoras escenas de llanto y dolor, un río de gente cargó en sus hombros los cuatro féretros, donde yacían los cuerpos de los pequeños Manuel José, de 6 años; Yusbely Margarita, de 7, Miguel Efraín, de 9 años; y su madre, Greilys Ortega, de 25 años.
Con la canción Yo te extrañaré, de la banda cristiana Tercer Cielo, la procesión fúnebre partió desde la humilde vivienda donde la mujer y sus hijos fueron abusados sexualmente y asesinados, el pasado domingo, por la pareja sentimental de Greilys, Manuel Espinoza, el “Monstruo de Santa Rosa”.
“¡Dios mío, qué dolor tan grande! Mi hija, mis nietos… No los voy a ver más”, repetía Deisy Ortega, madre de Greilys y abuela de los pequeños. La mujer, quien encabezó el recorrido, no tenía fuerzas para sostenerse.
En un improvisado campo de fútbol de arena y piedras ubicado a pocos metros donde ocurrió el dantesco cuádruple crimen que mantiene impactados a los marabinos, Deisy se desvaneció en los brazos de sus familiares.
El mismo terreno en el que los pequeños volaban “papagayos” y jugaban pelota estaba inundado de dolor.
En medio de su inocencia, los niños del barrio, compañeros de juegos y travesuras de los hijos de Greilys, plasmaron su tristeza a través de pancartas y globos.
Una hora duró la despedida en el campo de juegos. Luego, cargaron en hombros —de nuevo los ataúdes— hasta los carros fúnebres.
Cinco autobuses trasladaron a los asistentes a la última morada de las víctimas, en el cementerio San Sebastián. El largo y doloroso trayecto hasta el camposanto duró exactamente una hora.
En el corazón de José Hernández, padre de los pequeños Manuel y Yusbelys, no cabía más dolor.
“¡Maldito! ¿Por qué me quitaste a mis dos hijitos?”, gritó Hernández abrazando los dos féretros blancos a su llegada al camposanto, cuando el reloj marcaba las 11:10 de la mañana.
El hombre le reprochaba a Greilys el hecho de que le negara la custodia de sus hijos.
“Yo le decía que me dejara a mis hijitos y ahora ya no están conmigo. Dios mío, esto es muy doloroso”, decía devastado por el dolor.
Los lamentos de Hernández erizaba la piel de los presentes, quienes aseguran que no descansarán hasta que las autoridades atrapen al “Monstruo”.
Luz Mary García, obrera del colegio Batalla de Boyacá, donde estudiaban los niños, expresó que ellos “eran muy obedientes y colaboradores.
“La pronta partida (Yusbelys, Miguel y Manuel) le deja un vacío muy grande al colegio y a la comunidad. Yo solo quiero despertar de esta pesadillay pensar que mañana los voy a buscar en el colegio”, expresó entre lágrimas la trabajadora de la institución.
Durante la medianoche del pasado domingo, “El Monstruo” abusó sexualmente de Greilys y sus tres hijitos y lqie quitó la vida. La pareja había sostenido una discusión dentro del rancho.
Hoy, Manuel estaría celebrando siete añitos de vida y sus familiares imploran a la policía que capture al “Monstruo de Santa Rosa” y pague por este suceso atroz.
Informacíon de Panorama/www.diariorepublica.com
a ese tipo lo deben agarrar vivo no se la pongan tan facil y se lo llevan a un calabozo donde a los presos no les gusta esto para que sepa lo que es bueno..ahi va a conocer el infierno antes de que lo maten….