Los empleados de la clínica Bahsas relataron el calvario que experimentaron cuando dos sujetos armados entraron a la fuerza para robarles.
Una de las víctimas, de apellido Quintero, contó que lo primero que escuchó cuando los delincuentes aniquilaron la tranquilidad matutina de la clínica fue esta frase que los dejó petrificados a todos: «Todos al piso». Tuvieron que pasar algunos segundos para que los empleados asimilaran que, efectivamente, estaban siendo víctimas de un atraco.
Los sujetos comenzaron a revisar y a solicitar las pertenencias, como teléfonos móviles, dinero y prendas, con el propósito de arrasar con cuanto se les cruzara en el camino. Sus voces eran firmes: querían todo rápido, y no estaban jugando.
«Entraron encapuchados y nos quitaron todo. Fueron aproximadamente diez minutos de terror», dijo Quintero.
Diez minutos que se les alargó por mucho más tiempo: algunas personas, tiradas en el suelo y luego de entregar sus pertenencias, ni siquiera se atrevían a abrir los ojos. A esas personas les pasó toda su vida delante de sus ojos durante unos diez minutos que no olvidarán jamás.
El hecho ocurrió a las 7:20 de la mañana, aproximadamente. Esa hora fatídica les perseguirá a todos durante mucho tiempo.
Según Quintero, uno de los atracadores era alto y vestía ropa de color oscuro. No se acuerda de más, o acaso no quiero recordar nada más: lo que sintió fue suficiente y espera borrarlo de su mente.
Redacción DiarioRepublica.com