Ana Julia, la madrastra asesina del pequeño Gabriel Cruz, ‘El Pescaíto’, finalmente rompió el mutismo.
En horas de la tarde de este martes, la desalmada confesó ante la Guardia Civil de España ser la autora del asesinato del niño de tan solo 7 años, manifestando que lo golpeó en la cabeza con »la parte roma de un hacha», tal como lo reveló la autopsia de la criatura, y posteriormente le tapó la nariz y boca con sus manos después de que el golpe lo dejara inconsciente, asfixiándolo hasta causarle la muerte.
En principio, la pareja del papá de Gabriel había indicado que sostuvo una discusión con el menor y cometió el suceso en defensa propia y por accidente, versión que no tuvo credibilidad alguna por los investigadores del caso.
La mujer de nacionalidad dominicana contó que el pasado 27 de febrero, en la tarde del crimen, se lo encontró y le dijo que le acompañara a la finca de Rodalquilar. Una vez allí, según sus palabras, discutieron, el niño se le encaró e intentó agredirla. A continuación, ella le dio un golpe que le dejó inconsciente, por lo que ella se asustó y lo mató asfixiándolo, según su abogada.
Desde el principio, la Guardia Civil sospechaba de Ana Julia y le solicitó a la pareja y padre de Gabriel, Ángel Cruz, que disimulara para continuar con las investigaciones.
Lea también: Video + Vea como España despidió a su pececito Gabriel Cruz
Efectivo. La autora del descorazonado crimen fue la madrastra, quien arrojó una serie de pistas que la delataron. En primer lugar, fue la única que encontró rastros del menor: una chaqueta que él llevaba puesta el día de su desaparición y que el supuesto sitio donde la halló ya había sido inspeccionado.
Y, en consecutivo, la policía le pidió su celular y ésta se resistió, aumentando aún más las sospechas.
Una trampa:
Según informó la BBC, los investigadores le pusieron una trampa a Ana Julia Quezada para descubrir lo que ocultaba. En el último interrogatorio que le hicieron el viernes, le hicieron creer que “estaban cerca de dar con el pozo en el que se hallaba el cuerpo de Gabriel Cruz”.
Dos días después, el domingo, cuando la policía ya la estaba haciendo seguimiento, Quezada se dirigió a una finca, donde los investigadores observaron cómo sacaba de un pozo el cuerpo del pequeño envuelto en una manta y lo colocaba en la maletera de su auto. Su suerte había llegado a su fin y fue detenida.
Diario República / Agencias