En numerosas ocasiones los padres se preguntan cual es la causa por la que su hijo se muestra triste, no se atreve a realizar actividades por su cuenta, no se encuentra a gusto con personas que no sean de su familia o no quiere ir a jugar con sus amigos. Es muy posible que la respuesta esté en la baja autoestima del pequeño.
Al igual que sucede con los adultos, el papel que juega la confianza en uno mismo, puede ser definitiva para su crecimiento. Para ayudar a los niños a que desarrollen su personalidad con confianza hay que conseguir que se sientan queridos, no compararles con ningún otro niño, ya sea un hermano o algún amigo, destacar las cosas que hace bien y corregir con tacto las equivocaciones que pueda cometer, y, por encima de todo, permitir que ellos mismos vayan formando su propia forma de ser con confianza y libertad.
Aportar herramientas a los niños para que cuando tengan que atravesar momentos complicados puedan afrontarlo de una manera positiva es la clave. Hay que permanecer alerta ya que si el niño es reservado es muy complicado detectar que se pueda sentir inferior ante determinadas situaciones ya que puede argumentar que no le apetece hacer algo cuando en realidad no se ve capaz. También puede renunciar a salir con amigos cuando lo que le ocurre es que se siente presionado por alguno de ellos o se siente inferior. O incluso, en casa, puede renunciar a exteriorizar sus sentimientos si siente que no va a ser entendido o valorado.
Todas ellas son situaciones que los padres pueden ayudar a evitar dotando al niño de la confianza suficiente para que se enfrente a ello y no deje de hacer algo por el miedo. En este sentido Naomi Richards, coach infantil, ofrece en su libro «Mi hijo quiere ser astronauta» (Aguilar) una serie de pautas que pueden servir como guía para conseguir que los pequeños crezcan con la autoestima alta.
Acciones para alimentar la autoestima
1. Elogiarlos cuando hacen algo bien o cuando lo hacen sin preguntar.
2. Animarles a ser independientes.
3. Preguntarles su opinión acerca de cosas que nos ven haciendo e involucrarlos en decisiones que les van a afectar.
4. Enseñarles a tomar decisiones correctas. Hacerles partícipes de las decisiones menores que tomes como una manera de enseñarles a tomar buenas decisiones.
5. Recordarles que cuando se encuentren ante una situación o trabajo complicado no pasa nada por que les cueste, y a veces es necesario practicar algo muchas veces antes de que salga bien.
6. Ayudarles y respetar sus intereses aunque no nos importen a nosotros.
7. Evitar decir cosas negativas que puedan herirles. Los niños siempre recuerdan las cosas desagradables que les dicen.
Agencias