La importancia de las comunicaciones formuladas con un mínimo de tecnología, con destreza radica en estar bien elaboradas, sirven de alimento informativo; permiten conocer la realidad social, económica, política e incrementan la cultura humana. Por ejemplo, en las ciencias de las comunicaciones sociales, la cultura que se adquiere pondera la capacidad; constituye el basamento para reconocer el itinerario de la ocurrencia humana y trasladarla debidamente procesada, para el conocimiento de los públicos.
De ese razonamiento, surge la diferencia entre comunicadores sociales y periodistas. Existe un ciberespacio de comunicaciones humanas. El Comunicador social, puede serlo sobre muchos aspectos, la ciencia, la cultura, la tecnología, lo social, la información humana, el lenguaje. En realidad, la ciencia de la comunicación y su contenido es vasta. En cambio ser Periodista, es una condición específica, es un estado donde la persona aporta a la humanidad, de acuerdo a su cultura personal, aporte propio, producto de su capacidad y discernimiento. Entonces, el periodista es una persona inteligente por antonomasia, bien dotado, sabe interpretar con acierto todo el conocimiento humano. El comunicador social puede acceder con disciplina, estudio e investigación a la etapa superior de ejercer y desarrollar la profesión del periodismo; pero cualquier otra interpretación emotiva, circunstancial, no sirve para reclamar la condición de periodista.
Emito esta apreciación, porque en Venezuela existe la tendencia a confundir ambos ejercicios, sobre todo a nivel político. Muchos dirigentes se consideran comunicadores sociales, pero se requiere poseer una amplia formación cultural para comunicarse con diversos públicos y se demanda una especialidad específica para el ejercicio del periodismo. Por tanto, el ejercicio de esta profesión requiere de capacidades humanas e intelectuales que van más allá de la retórica, del léxico o del conocimiento, se requiere sensibilidad social y conexión humana, ser objetivo, equilibrado emocionalmente, justo con la noticia, adverso con lo que no es noticia, así pues afirmo y cito “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos… Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”, Ryszard Kapucinski, fin de la cita.
Estas reflexiones son válidas, porque apenas el pasado jueves 27 de junio celebramos el día del periodista, la fecha fue escogida para recordar el día en el que fue publicado el primer ejemplar del Correo del Orinoco, creado por el Libertador Simón Bolívar, que circuló un 27 de junio en 1818. En aquella época, este periódico se convirtió en la voz de la libertad. En el primer enunciado de esa publicación Bolívar resumió de forma brillante el deber ser de esta hermosa profesión: «Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público».
Ese profundo contenido emitido por el Libertador, se presta para felicitar a todos nuestros comunicadores sociales y a todos nuestros periodistas, haciendo un llamado a la sindéresis comunicacional, un llamado a la sinceridad en la noticia, sentar las bases de la información veraz que nos permita escuchar la voz del pueblo en un momento tan difícil para los venezolanos, para nuestro sistema democrático, para las libertades públicas. Así, como escuchamos nuestra voz interior, debemos escuchar el clamor popular que pide justicia, libertad, alimentación, empleos dignos, seguridad social, salud, mejor distribución de la riqueza nacional y sobre todo un pueblo que pide Unidad, Unidad, Unidad