Con recursos limitados, el Centro de Biotecnología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Biotecfar, produce anualmente siete mil antídotos para contrarrestar mordeduras de serpientes y cuatro mil para picaduras de alacranes. Lo que perciben por la venta de esos kits alcanza para pagar personal y continuar la producción.
Geraldine Guerrero, Mariana Cepeda y Rosanna Albornoz, gerente de operaciones, gerente de producción y jefa de producción de Biotecfar, respectivamente, forman parte de las 20 personas que trabajan en ese centro, único en el país que produce desde hace más de 30 años los antiofídicos polivalentes y antiescorpiónicos.
Explicaron que ese compuesto biológico se elabora bajo riguroso control de calidad, desde que reciben la materia prima (serpientes, escorpiones y caballos) hasta que se envían las muestras al Instituto Nacional de Higiene para su evaluación y posterior liberación para la venta.
Actualmente, el laboratorio trabaja con 180 serpientes, 150 escorpiones y 40 caballos purasangre, que se encuentran en una caballeriza en Paracotos. “Son los héroes de este programa autosustentable. Reciben alimentación y cuidados”, aseveró Geraldine Guerrero.
En la Facultad de Farmacia de la UCV, las especies venenosas están en cautiverio y mediante técnicas especializadas se les extrae el veneno, el cual pasa por procesos de laboratorio para hacer el inóculo, una solución que se les inyecta a los caballos para que produzcan anticuerpos durante 40 días. Se les extrae la sangre por venas del cuello y se usa el plasma para preparar el antídoto. Todo el proceso de producción puede llevarse entre cuatro y siete meses.
El kit antiofídico contiene cinco viales de 10 mililitros cada uno y cuesta mil 950 bolívares y el antiescorpiónico mil 860. 80% de los antídotos son vendidos al Ministerio de Salud para su distribución en hospitales, 15% a la Fuerza Armada y 15% a particulares (clínicas, grupos de rescate y órganos regionales de salud).
Esos medicamentos no se expenden en farmacias. Recientemente, Biotecfar firmó un convenio con la cadena Farmatodo para venderlos en sitios endémicos, donde hay alta incidencia de mordeduras de ofidios.
“Una ayudaíta”. Biotecfar solicita a la población y privados la donación de alacranes y caballos purasangre, respectivamente, para continuar su trabajo. No es un producto con fines comerciales, sino de salud.
A través de la línea 0800-Toxicos (8694267), los usuarios reciben atención personalizada.
Los especialistas aclararon términos relacionados con los animales venenosos: “las serpientes muerden, no pican”; “no se dice emponzoñamiento, es envenenamiento ofídico y envenenamiento escorpiónico”, precisaron.
Vía UN/www.diariorepublca.com