La escasez de alimentos que desde hace años afecta a los hogares de los ciudadanos valencianos tiende a empeorar con el paso del tiempo debido a la imposibilidad que tienen los proveedores para llevar a los abastos los insumos.
Largas colas de clientes se observan a las puertas de los contados expendios de alimentos que se atreven abrir sus puertas tras ocho días de protestas. «Todos los corotos te los cuentan antes de pagar. No es posible que hasta las velas desaparecieron y por eso venden un solo artículo por persona», dijo la señora Daniela Guevara cuando salía de un abasto regentado por comerciantes asiáticos ubicado en el Centro Comercial Garibaldi, al norte de la capital carabobeña.
La señora Guevara echaba chispas porque estuvo cuatro horas y no pudo conseguir lo que buscaba. “No es posible que nadie en este gobierno se conduela de lo que está ocurriendo. Están jugando con candela porque una madre desesperada es capaz de todo y yo soy una de ellas”.
Algunos vecinos acostumbran a llevar sillas para descansar y mantenerse en espera. Los llamados “cuida-cola” ofrecen sus servicios a cambio de dinero. Los habituales impases son resueltos en plena calle a través de la sensatez.
La gente siente la necesidad de unirse en la adversidad y termina conciliando. Los expendios de bebidas alcohólicas se mantienen despachando a sus frecuentes clientes.
El presidente de Fedecámaras Carabobo, Damiano Del Vescovo, señaló que tras nueve días de manifestaciones la crisis comienza a ser más palpable e indicó que sólo el 60% de las unidades ha podido surtir de insumos a los establecimientos. Explicó que la cadena de distribución de productos se corta y se genera una situación problemática.
Informó que en la zona agrícola no han podido salir las hortalizas aunque los productores realizan esfuerzos.
Las barricadas en distintas calles y avenidas de Valencia impiden que los transportes lleguen hasta las bodegas. Los vecinos insisten en mantenerse en protestas para exigir una salida a la crisis.
El presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Gustavo Sosa Izaguirre, señaló que muchos abastos han cerrado sus puertas por la falta de inventarios. Dijo que el índice de escasez es alto y que la falta de mercancía permanente.
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