Esencias fragantes, escondites infinitos, aromas, colores, inciensos, karma y reencarnación, definen a la India como un país espiritual de gran tolerancia y bondad.
En este vasto país cada día vivido es un reto, en las calles se mezclan miradas y sonrisas espontáneas en medio de un tráfico enloquecedor, donde los peatones se abren paso entre los vehículos sin esperar su turno.
Las vacas en las vías provocan esperas, algunos monos trepan muros y saltan por encima de los techos de los autos, mientras que los vendedores dominan los espacios. La gente apenas puede caminar, abriéndose paso en medio de los mercados populares, el señor que calienta los granos de maní en el piso, aquella que teje sobre una manta.
Los tuk tuk o rickshaw (especie de motocicleta con carrocería pintada de verde y amarillo) inundan la ciudad, desde allí la realidad se ve totalmente distinta a la que se conoce en revistas, que en nada tiene que ver con el misticismo del cual se habla en Occidente.
En la India las personas tienen una convivencia desmedida con los animales, que son cuidados y alimentados incluso por los más desprotegidos, en virtud del respeto que se les tiene.
En la tierra de Mahatma Gandhi convergen distintas corrientes religiosas, prácticas milenarias de yoga y meditación, típicos saris de seda, blusones holgados, argollas en las narices de las mujeres, quienes además llevan un bindi (punto dibujado en la frente de color rojo) en señal de matrimonio, pedrería, bordados impecable; logran una estética visual callejera que no deja espacio más que para la contemplación.
Según Margarita Campos, Licenciada en Educación, en este país hay gente maravillosa “lo que más me impactó al llegar fue el llanto que me dio en medio del aterrizaje del avión, sentí que llegaba a casa”. Para Campos, los milagros y regalos son parte del día a día en Puttaparti .
“La fusión y asimilación de diferentes elementos, hace que India sea vibrante, mística, una mezcla cultural que se ha absorbido de otros países, creando ese contraste de multicolores” acotó la educadora.
Sistema de Casta y Organización Social
La India es casi un continente, más de 1.300 millones de habitantes, lo ocupan.
Aquí coinciden muchas lenguas y dialectos, religiones y tradiciones culturales. La sociedad se organiza bajo un sistema de castas que, aunque no reconocidas desde el punto de vista político, sí lo son en el ámbito social.
Siguiendo la costumbre y considerando la parte del cuerpo del Dios Brahma a partir de la cual fueron creadas las personas, será la casta a la que estas se adscriben y que determina su posición social: los brahmanes (sacerdotes y maestros), los chatrías (políticos y militares), los vaishias (comerciantes, artesanos y campesinos), los shudrás (esclavos y obreros) y los dalit, los más pobres en esta categoría.
Estilo de Vida
El turista, puede sorprenderse de que se le ofrezca comida mientras transita por las calles, así como también ver que se come con la mano, especialmente la derecha, aunque se esté en lugares refinados o exclusivos.
La cocina del sur de la India es fundamentalmente vegetariana, mucho más picante, y emplea el coco para las salsas. La cocina del norte es más suave, elabora las salsas con yogur y utiliza mucha más carne. En India jamás se come ternera y muy raramente cerdo, pero sí cordero y pollo.
El maquillaje en los ojos profundos de las mujeres indias es habitual, y parte de su cultura que se inclina siempre a lo extravagante, logrando miradas que incitan a la sensualidad y el misterio.
Resulta llamativo que a los niños, desde muy pequeños, se les pinten los ojos, sea hembra o varón, para evitar el mal de ojo, y que cada dos o tres cuadras aparezcan zapatos en medio de la acera, pues ahí, a la entrada del templo, deben dejarse antes de entrar. Y no es un templo, sino muchos, grandes o estrechos, porque la religiosidad marca la vida en India y se practica con vehemencia.
Camino Espiritual
La búsqueda de un camino espiritual es algo común en India. En esta extensión territorial las personas en su mayoría, no utilizan calzados en consideración a los seres vivientes, para no pisar por error algún pequeño invertebrado en el camino.
Algunos que otros se cubren la boca para evitar que una mosca pueda volar en ella o hasta para no inhalar microbios del aire que puedan morir.
Para Sonia Puche, ingeniera en computación, es tanto el amor y el respeto que le tienen a los seres sintientes que cualquier persona que camine y se encuentre una vaca, le hace reverencia, reconociendo a Dios en ella.
“Llegue a India para transitar el camino hacia la espiritualidad, y así sucedió,” durante su estadía conoció, Bombay, Andhra Pradesh y Karnataka
La ingeniera, continuó su relato, “quería ver en persona al maestro Sri Sathya Sai Baba, así que pasé más días en Puttaparti, sentí una conexión energética, en el instante que mis ojos vieron al gurú (maestro espiritual), experimenté la transformación del corazón”, fue en ese momento cuando comenzó a ser vegetariana para cumplir la no violencia, el amor y la expansión.
“Pienso que a India se le considera el país de los hombres enamorados de Dios, por la historia que ellos traen, ellos son estudiosos de “Los Vedas” (escrituras más antigua de la tierra) y es lo que aprenden y practican, es un tipo de disciplina espiritual, según Puche, todas las religiones del mundo parten de Los Vedas.
Margarita explicó, que nacer en lo que ella considera “tierra sagrada” es parte del aprendizaje de cada uno, “allí tienen opciones de elegir a quién adorar”, añade, entre risas, que lo que más recuerdo le trae fue “ver a los monos en las habitaciones vecinas, miles de sonrisas y de risas, gente encantadora”.
Es así como miles y miles de peregrinos llegan a sus ciudades cada año, para entender los caminos del Dios Shiva, degustar la comida picante y conectarse con el estilo de vida hindú.
Según Paul Peraza, presidente de la región occidente de la Organización Sri Sathya Sai de Venezuela, a los niños desde pequeñitos se les enseña lo que es la devoción, el respeto y el amor hacia todo y todos, “para las familias hindúes este principio de amar es lo esencial”.
“Ver reunidos a un centenar de personas, todas de distintos credos y religiones, de manera disciplinada y en silencio, esperando ver al maestro, es la más hermosa muestra de unión y amor que he podido experimentar” concluyó.
Multilingüística, multirreligiosa, multicultural y en su inmenso territorio encierra enigmas, y misticismo, esta es La India.
Redacción: Rosana Muñoz/www.diariorepublica.com