De acuerdo a un estudio realizado por científicos de la Universidad de Westminster (Inglaterra) en 2012, ver una película de miedo de noventa minutos supone quemar unas 113 calorías, es decir, las mismas que se consumen durante un paseo de media hora.
Los investigadores rindieron el gasto energético de diez personas mientras veían títulos míticos de terror dando como resultado que la película El resplandor (1980) es la más eficaz; los espectadores quemaron 184 calorías. Le siguen Tiburón (1975), con 161, y El exorcista (1973), con 158.
Todas las películas analizadas provocaban episodios de estrés o pánico que, a su vez, aumentaban los niveles de adrenalina. Esta reacción fisiológica quita el apetito, excita la actividad del metabolismo basal –el que desarrolla la célula para sobrevivir– y dispara, a la postre, el consumo de energía.
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