Esta chica tenía la mejor de las intenciones: Darle a un chiquillo nada más y nada menos que una anhelada pelota de béisbol, salida del juego entre los Phillies de Philadelphia y las Mantarrayas de Tampa Bay.
Lo que ella no entendió es que el hit hacia el jardín izquierdo era una pelota en juego. Cuando se dio cuenta de la metida de pata, no pudo decir más que «¡trágame, tierra!»…
Redacción DiarioRepublica.com