El cantante británico Robbie Williams saltó a la fama con solo 16 años como el miembro más carismático de la banda Take That, aunque la rápida popularidad le pasó factura, sobre todo debido a serios problemas de alcoholismo y drogadicción en los que ha recaído en distintos momentos de su vida.
A pesar de que siempre los ha combatido con periodos en rehabilitación, el artista no confía en que alguna vez llegue a estar del todo recuperado, ya que siente fascinación por las sustancias peligrosas.
»Todo lo que me gusta es adictivo, destructivo o corrosivo. La adicción al peligro no me es ajena, es como la moda. Siempre habrá una parte de mí que quiera formar parte de algún reino psicodélico. Solo probé la heroína una vez y nunca me enganchó, pero todavía me siento muy atraído por todo ese mundo», confesó el músico al periódico The Sun.
Sin embargo, Robbie ha aprendido la lección y ni siquiera piensa en consumir de nuevo cocaína, porque volver a engancharse a ella podría causarle problemas muy graves.
»No puedo volver a tomar cocaína porque me provoca convulsiones y no es nada bonito. Primero se me entumece el brazo y poco después parece que el corazón vaya a explotar», explicó.
La vida de Robbie ha cambiado notablemente desde su última recaída, y su nueva época la forman básicamente dos nombres: Ayda Field y Theodora, su esposa y su hija de solo dos meses, aunque su llegada aterrorizó tanto al cantante, que incluso se planteó divorciarse de su mujer.
»Cuando Ayda me dijo que estaba embarazada, estuve una semana diciendo: ‘Yo no quería esto, eres tú la que lo quería’. Pero simplemente estaba asustado. Había veces en las que solo quería desaparecer, lo admito. Empecé a pensar: ‘No soy tan mayor para esto, todavía soy un crío’. Pero al final todo salió bien», declaró.
Vía Bang Showbiz