A sus 32 años, Héctor Rodríguez es el ministro más joven del actual gobierno; también lo fue durante la administración del ex presidente Hugo Chávez.
Tenía 26 años, en 2008, cuando fue titular en el Despacho de la Presidencia y dos años después dirigió el Ministerio del Deporte. Con el gobierno de Nicolás Maduro, pasó a ser vicepresidente del Área Social, ministro de la Juventud y desde enero rige las políticas educativas de la nación.
En seis años ocupó cinco cargos de alto gobierno que lo convierten en una figura política influyente de la revolución bolivariana.
La mirada profunda del clásico Francisco de Miranda pintado por Arturo Michelena, persigue a quienes entran en los amplios espacios de su despacho en Carmelitas. “En realidad, todo es viejo o heredado en esta oficina, menos yo. No me traje casi nada, sino los televisores y mis libros. Esa Virgen del Valle, por ejemplo, la dejó acá Maryann Hanson”, dice sonriendo brevemente.
Rodríguez tiene fama de eficiente, incansable y metódico con sus planes de trabajo. No en vano, inició la Consulta Nacional por la Calidad Educativa en los primeros 90 días de su gestión como ministro de Educación. “Tengo la obligación de consultarle a la gente, pero ellos no tienen la obligación de participar. Todo el que quiera debatir es bienvenido. Ya los números son positivos porque van más de cinco millones de personas que han participado”, afirma.
¿Cuáles fueron las primeras decisiones que tomó en este cargo?
Lo primero fue hacer un balance de los planes y propuestas anteriores. Queremos saber cuáles proyectos han tenido un impacto positivo, cuáles no, qué cosas no estamos haciendo y lo que debemos cambiar porque no tiene el efecto que se quería. Las dinámicas sociales cambian con el tiempo y eso requiere que utilicemos enfoques distintos.
¿Cuándo iniciaron las fases de esta consulta?
En febrero, y esperamos que terminen en septiembre. La primera es una ruta donde les hemos pedido a los especialistas que desarrollen 30 investigaciones con temas como carrera docente, currículo, infraestructura escolar, sistemas de evaluación, etcétera.
¿Cómo fue la consulta en las escuelas?
La ruta escolar permitió consultarles desde la escuela a los distintos actores, como son los maestros, estudiantes, padres y representantes, sobre distintos temas porque queremos saber cómo los ven y valoran en esas comunidades.
¿En qué consistió la ruta sectorial?
Nos pusimos en contacto con sectores específicos a través de reuniones de trabajo con cierta metodología. Nos reunimos con estudiantes, representantes, maestros, directores de escuela y de instituciones privadas, con colegios católicos, universidades, afrodescendientes, mujeres, periodistas y distintos sectores de la sociedad. Tenemos pendiente un encuentro con historiadores para que nos digan su opinión, críticas y aportes.
¿Tomaron en cuenta la opinión de las minorías?
La cuarta ruta es muy amplia. Se hace con las redes sociales, donde recogemos y recibimos información distinta. Paralelamente, hay actividades puntuales como focus groups con personas privadas de libertad, sexodiversidad y otros sectores que son difíciles de incluir en la consulta pública. Pero igual queremos recoger e incluir su opinión.
¿Cómo se han desarrollado los congresos pedagógicos?
Están efectuándose al mismo tiempo y tuvimos tres niveles. El primero fue municipal, donde debatimos temas de calidad, infraestructura, recursos para el aprendizaje, entre otros. Allí participaron más de seis mil investigaciones de maestras y maestros. La semana pasada cerramos el Congreso Pedagógico Estadal, donde discutimos la relación educación-trabajo, y tenemos para los próximos días el Congreso Pedagógico Nacional, donde vamos a debatir sobre el concepto de calidad y qué entendemos nosotros por calidad.
¿Cuál es el paradigma de calidad que se quiere plantear en ese encuentro?
Hay muchas formas de evaluar la calidad. La que más se usa internacionalmente mide la capacidad de raciocinio matemático o lectoescritura. Nosotros creemos que es importante, pero no puede ser exclusivamente eso. Si no está acompañado de pertinencia y de un conjunto de elementos que ayuden al desarrollo, a la convivencia pacífica y a fomentar el amor por el país, para nosotros, eso no es calidad.
¿Qué otros elementos incluye esa visión del hecho educativo?
La educación no es solo un tema escolar. La escuela tiene un papel determinante, pero si los medios de comunicación, las universidades, las distintas iglesias y los representantes no asumen que la educación es una responsabilidad de la sociedad colectiva, donde el Estado tiene la rectoría indiscutiblemente, pero que hay distintos actores que forman parte del proceso educativo de nuestros hijos. Sin reconocer eso, va a ser imposible avanzar. Debatir con la sociedad también es decirle que esto es responsabilidad de todos nosotros.
Desde el año 2000 se han planteado ocho propuestas para producir cambios en el sistema educativo. ¿Qué las define?
Yo diría que la revolución en sus 15 años ha tenido un solo planteamiento educativo: la inclusión. Era correcto para el momento en que llegamos, cuando la mayoría de los chamos estaban abandonando la escuela. En 1999, de cada 100 niños que empezaba la educación inicial, uno se graduaba en la universidad. Esa era la realidad. Ahora, prácticamente hay plena incorporación al sistema educativo, tenemos cerca del 90% de los chamos en edad escolar dentro del sistema, no hay una persona en Venezuela que quiera estudiar y no pueda. Nuestro reto es que los que no quieran estudiar empiecen.
Hubo una gran controversia por la resolución 058, que incluye las comunidades dentro del proceso educativo. ¿Qué opina de las críticas a esa medida?
El problema es que el tema educativo está muy relacionado con los miedos condicionados. Si te dicen que se van a meter con tus niños, te engrinchas y eso pasa en este país polarizado. Siempre les digo que se lean la resolución y la debatimos, pero no la leen.
¿Cree que no se dio a conocer lo que plantea?
La 058 te plantea fortalecer la relación escuela-familia-comunidad. ¿Estamos de acuerdo o no con que la escuela tiene que tener una relación con su comunidad y con la familia? Te aseguro que el 100% de las personas van a estar de acuerdo, porque es mentira que el niño se forma en las 5 u 8 horas que pasa en la escuela. Hay una comunidad y la familia que influyen en el proceso educativo del niño. Puedes tener una escuela de paz y armonía, pero si hay violencia en la comunidad o intrafamiliar, eso incide en el proceso de formación.
¿Cómo trataron las denuncias de politización en la consulta?
La educación no puede ser un hecho partidista, pero es eminentemente política. Nuestra Constitución dice que la educación tiene que ser plural y así debe ser, debemos mostrarles a nuestros hijos todas las posiciones políticas, todas las tendencias, y que ellos tengan la capacidad de discernir de forma crítica qué posición ante la vida quieren asumir.
¿No se corre el riesgo de una politización excesiva, de la inclinación hacia algún partido como denuncian algunos?
Me opongo, me tiro al suelo ante los que anhelan que la escuela se convierta en un brazo de cualquier partido político. Eso es incorrecto, peligrosísimo, y no lo vamos a permitir. La educación tiene que ser un espacio que reconozca todos los hechos políticos para que nuestra juventud sea lo suficientemente crítica; si no, no podremos tener un país serio como el que aspiro a construir. Para eso, necesitamos ciudadanos capaces de discernir sobre la historia, los medios de comunicación y las posiciones ideológicas.
¿Cuál es el monto de las inversiones en infraestructrura que está aprobando?
Invertimos 10 mil millones de bolívares en recuperación y estamos rehabilitando 335 escuelas por semana. Este año queremos inaugurar 100 escuelas nuevas; ya vamos por 17. Asignamos 30 mil computadoras Canaima semanalmente, estamos dotando 2.500 laboratorios y en este momento hay 600 escuelas que se están equipando con mesa-sillas, pizarras, juegos didácticos y laboratorios.
¿Cómo queda el factor humano en esos planes?
Una de nuestras líneas de trabajo es la atención hacia los maestros. Para eso, vamos con el cumplimiento absoluto de la convención colectiva con sus 38 cláusulas y todo el enfoque salarial. También estamos trabajando el tema del salario social, es decir, acceso a la Misión Vivienda y Alimentación. Estamos entregando la computadora número 100.000 a nuestros maestros.
¿Y los temas de formación académica para maestros?
El 27, que es el Día de la Instrucción Pública, presentamos el Plan Nacional de Formación y Actualización, que está dedicado a mejorar al maestro de aula en sus elementos pedagógicos y en sus contenidos. Está concebido para que los maestros de matemáticas, inglés, literatura y el resto de materias sean mejores. Hay que mejorar también al maestro en funciones supervisoras. Todos esos docentes que están evaluando y acompañando deben tener mejores herramientas y capacidades para garantizar que lo que aquí estamos construyendo se cumpla en las escuelas.
¿Por qué no se hizo antes una consulta nacional de esta magnitud?
Tiene que ver con los momentos políticos. A veces tienes oportunidades de debatir la visión de país y a veces no. Creo que las condiciones se dieron para que usáramos este espacio de distensión para consultar y discutir. En Venezuela se están debatiendo dos modelos de sociedad. El de la izquierda siempre ha sido criticado por la derecha con frases como que se van a llevar a tus niños, que van a eliminar la patria potestad o que te van a quitar tu propiedad. Ese es el registro histórico de la crítica más frívola de la derecha hacia la izquierda. Combatir y desmentir eso es un reto permanente.
¿Cómo ve el futuro educativo del país a mediano plazo?
Creo que Venezuela está en un buen momento desde el punto de vista educativo por su juventud, porque tenemos un bono generacional y eso hay que aprovecharlo. La mayoría de los jóvenes están estudiando, por eso tienes 10 millones de estudiantes, tienes una juventud politizada y eso es importante. Tenemos garantizado que para el 2050, en el Tricentenario de Miranda, seamos una potencia, pese a que tengamos diferencias políticas. Todos tenemos que tributarle al país.
“Sacaron una frase mía completamente fuera de contexto de un taller que estaba dando para la erradicación de la pobreza, como si yo condenara el ascenso social. Pero la mentira siempre choca con la realidad. Si estamos haciendo un esfuerzo gigantesco porque la gente tenga vivienda, si hemos entregado 600 mil viviendas en estos tres años, si otorgamos 33 mil computadoras semanales, los aumentos salariales y garantizamos acceso a la educación universitaria, difícilmente pueden acusar a este gobierno de no querer que la gente surja o salga de la pobreza”.
“Mi reflexión es que las ventajas materiales no pueden convertirme en un ser egoísta, individual, alguien que sale del barrio y ya no piensa en colectivo, sino solamente en él. Eso no nos puede pasar. Si todo el esfuerzo material que se está haciendo en vivienda, educación, salud, alimentos, transporte público y particular no viene acompañado de una reflexión para vivir solidariamente, podríamos terminar en una sociedad desarrollada y egoísta. Esa es la alerta que hago”.
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