El nuevo inquilino del banquillo del Real Madrid en caso de que Benítez sea destituido tiene nombre y apellido: Zinedine Zidane. No hay más vuelta de hoja. El casting lo ha ganado por goleada. Si hay cambio de técnico antes de que acabe la temporada, es el elegido para enderezar el rumbo del equipo.
En los últimos días se ha venido diciendo que la duda que tenía Florentino Pérez para elegir al sucesor de Benítez ha sido el principal motivo para no haber tomado la decisión de prescindir de él antes del parón navideño. Que de haber tenido un nombre claro, Rafa sería historia.
Además de la alternativa de Zidane, que siempre ha estado presente, estaban encima de la mesa los nombres de Mourinho, Víctor Fernández, Conte o Capello, entre otros. Sin embargo, uno por uno el presidente blanco ha ido tachándoles de la lista hasta quedarse con el nombre que desde hace tiempo le genera una enorme ilusión.
Zidane no es sólo un hombre del presidente prácticamente desde que fichó por el Real Madrid en 2001. Cuenta, además, con el visto bueno de la plantilla. Es un vestuario que conoce perfectamente porque ha trabajado con ellos recientemente en dos etapas distintas. Lo hizo primero con Mourinho y después con Ancelotti, la temporada de la Décima. Conoce a casi la totalidad de los jugadores y con muchos de ellos mantiene una relación muy estrecha, como con Benzema, Varane y Jesé.
Apoyo total
El francés contaría de entrada con lo que se le ha resistido a Benítez durante todo este tiempo: el beneplácito de los jugadores. Un primer paso importante en busca de una reacción con efectos inmediatos, que es lo que necesita el Madrid para salir de la crisis. La figura de Zidane impone respeto en la plantilla y cuenta también con el favor de una grada que lo idolatró en su etapa como futbolista.
Es un hombre que conoce el club como nadie y que no necesitaría ningún periodo de adaptación, algo que se valora especialmente teniendo en cuenta el momento de la temporada en el que estamos. De Zidane también se destaca en el club su gusto por un fútbol ofensivo y su buen ojo para los fichajes. Avaló a Varane, insistió en Hazard y medió en el fichaje de Isco.
Las claves de la elección
- Es un hombre del presidente desde que fichó como jugador
- Tiene el visto bueno del vestuario, al que ya conoce, y es respetado
- Conoce el club como nadie y no necesita adaptación
Más difícil todavía
Esta decisión de Florentino Pérez no hace más que estrechar el cerco sobre el actual técnico blanco. Benítez, que llegó ayer por la mañana a Madrid procedente de Liverpool, donde pasó las fiestas navideñas junto a su familia, regresa hoy al trabajo en Valdebebas en una situación límite y ya con su posible sustituto más que decidido.
Sobre Rafa pesa un ultimátum en toda regla. Con el crédito agotado, cada partido podría ser el último como técnico madridista. No cuenta con margen de error y todo lo que no sea ganar a corto plazo supondría su destitución fulminante. Incluso, si el miércoles ante la Real el Bernabéu vuelve a ser un polvorín por culpa de una mala imagen del equipo, ni tan siquiera la victoria le podría valer para mantenerse en el puesto.
A día de hoy Benítez está cogido con alfileres y que Florentino tenga a Zidane en la recámara no le ayuda en absoluto. Más bien todo lo contrario. Principalmente, porque hace tiempo que el presidente blanco tiene la ilusión de ver al francés sentado en el banquillo del Bernabéu. La confianza en él es ciega y lleva años preparándole para dar el salto. Ve en el francés a su Guardiola particular, al hombre capaz de marcar una época gloriosa al frente del conjunto blanco como hizo el extécnico azulgrana.
Florentino nunca ha escondido su devoción por Zizou ni su deseo de que algún día, bajo su mandato, coja las riendas del primer equipo. Si Benítez no salva la situación, la hora de Zidane ha llegado. Es el elegido.
Vía Marca / www.diariorepublica.com