Ismail Zulfic, un niño bosnio de apenas diez años de edad, nació lamentablemente sin brazos pero con un gran talento para deportes y con la tenacidad que le han hecho un campeón en natación y toda una estrella deportiva en su Bosnia-Herzegovina natal.
Este diciembre fue elegido por el público como «Deportista del Año de Bosnia», en una tradicional votación popular que organiza el diario Nezavisne novine, al recibir unos 20.000 votos de los lectores.
Tres veces por semana, el joven nadador, que vive en Zenica, una ciudad ubicada en Bosnia central, espera con anhelo que su padre Ismet lo lleve en coche a Sarajevo para su entrenamiento. Para ello, recorren unos 150 kilómetros ida y vuelta.
Ismail, entrena con el club Spid (Sociedad Deportiva de Inválidos) junto con otros 87 menores con diferentes discapacidades.
Tiene un espíritu ganador
Pronto se convirtió en una estrella de su país, no solo por sus éxitos sino por la superación de su discapacidad. «Para mí Ismail es un superhéroe, como Hulk (un superhéroe ficticio de cómics). Fuerte, a primera vista incluso terrible, pero en su alma una persona magnífica, tierna», señala Amel Kapo, su entrenador.
«El chiquitín que antes era introvertido ahora se ha abierto, sobre todo desde que se mueve entre la gente, desde que lo reconocen», señala el entrenador. Así, logra «de forma genial compensar sus defectos».
«Ismail es pequeño, apenas tiene diez años, y dentro de dos obtendrá el derecho a participar en las competiciones europeas y mundiales. El nada tan bien que sólo dos segundos se retrasa de la norma senior para el campeonato europeo (para discapacitados)», indica el preparador.
Kapo considera que el chico tiene grandes capacidades de avanzar y asegura que «todos los expertos que lo han visto lo ven como un futuro campeón mundial paraolímpico». «Solo hay que mantenerlo en esta senda», asegura.
Sin apoyo público
Al principio Ismail tenía dos entrenamientos por semana cuando empezó, pero su talento y su voluntad exigían más. «Su forma crece con rapidez. Ismail sería mucho mejor si tuviera la oportunidad de entrenar todos los días», asegura Kapo.
Pero la familia del deportista no cuenta con el apoyo financiero de las instituciones públicas de Bosnia-Herzegovina, uno de los países más pobres de Europa y conocido por la sangrienta e histórica guerra civil que terminó hace 25 años tras dejar unos 100.000 muertos y cientos de miles de heridos y desplazados.
Asimismo, el padre del pequeño nadador dice que «la natación para él es todo en este mundo, ha cambiado mucho su vida para mejor».
«Sólo yo trabajo en la familia (de cuatro miembros) y sinceramente no sé cómo logramos cubrir siempre los gastos. Eso sí, acudimos con regularidad a los entrenamientos, más que nadie, aunque vivimos mucho más lejos que los otros», cuenta el progenitor del nadador campeón.
Deshacerse de los prejuicios
Los entrenadores de Spid consideran que Ismail Zulfic está apenas en el comienzo de lo que podría ser una gran carrera, y lo ven en los Juegos Paraolímpicos de París de 2024 como uno de los favoritos para llevarse el triunfo.
En el club, los niños entrenan juntos, pero también van juntos al cine o teatro.
«Nuestro objetivo no es sólo formar nadadores sino hacer de los niños miembros igualitarios de la sociedad, gente que en el futuro pueda trabajar, no vivir de ayudas sociales, participar en la construcción del Estado y no depender de él», concluye el entrenador de Ismail, Amel Kapo.
Simón Sánchez
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