Les aprobaron el aumento y los carritos por puesto siguen haciendo de las suyas. Cobrán de más, no dan vuelto y siempre hallan excusas. No completan los recorridos para doblar sus ganancias y aún así no hay sanción. Las Alcaldías están al tanto, pero no ejecutan acciones y las centrales de transporte no son capaces de reaccionar a favor de los usuarios.
El caos del servicio entre San Francisco y Maracaibo produce úlceras a los pasajeros que día a día deben, por necesidad, usarlo. Pero no solo los abusos de los choferes se aprovechan, las tardías respuestas de los organismos locales incrementan las molestias. El semáforo quemado de Plaza Las Banderas desde hace un mes, colapsa la vía a Los Haticos hasta el Terminal de Pasajeros.
Aquí, parte de la amargura de montarse en un por puesto de: San Francisco, Polar, El Soler y Sierra Mestra.
En una verdadera travesía se ha convertido trasladarse desde el municipio San Francisco al Municipio Maracaibo, salir desde muy temprano en la mañana antes que salga el sol, se convirtió en rutina para los habitantes del municipio sureño, pero sin muchos frutos, siempre se llega tarde.
Ya desde las 5:00 am se colman las calles de los distintos sectores para esperar trasladarse en la primera unidad de trasporte que los lleve a sus respectivos destinos.
El drama empieza cuando se aborda una unidad hasta la Plaza las Banderas, ubicada en la línea limítrofe de Maracaibo y San Francisco. Estas unidades deberían cumplir su ruta que esta permisada hasta el centro marabino.
Los pasajeros deben esperar largo tiempo para abordar las unidades colectivas que se convierten en insuficientes para la cantidad de personas que se dirigen al municipio capitalino, luego de abordar el porpuesto, al momento de cancelar el pasaje, es necesario llevar el total del costo del pasaje, pues los choferes, al momento de entregar el cambio, se justifican con: “mijo te lo debo, porque voy saliendo”.
Ya superado este tramo y embarcado en el carrito después de casi una hora y a veces hasta más, el usuario confiado en que “al fin va a llegar” se encuentra que el semáforo de la Plaza las Banderas está dañado y para hacer un poco más llevadero este tramo el usuario piensa: “por eso es que no quieren venir a Las Banderas”. Y ahora?
Al llegar “al fin” a su primera escala, comienza la segunda parte de un viacrucis cotidiano, que al parecer no molesta a ninguno de los burgomaestres de los municipios relacionados.
En la parada unas 50 personas están a la expectativa como “caimán en boca e’ caño” ¿cuál será el próximo vehículo que lo llevará a su destino?, en oportunidades se han visto batallas por un puesto en el automotor apreciando alguna llaves al mejor estilo de la lucha grecoromana y donde se puede escuchar lo mejor del vocabulario vulgar marabino.
Pasado todo esto y confiado nuevanente de ir a buen tiempo, se deja colar por las ventanas un poco de brisa lacustre que obstruyen todas las edificaciones que dan la espalda al lago, minutos después se percibe que disminuye la velocidad… …otra cola, esta vez en las inmediaciones de la antigua planta de bebidas Coca Cola ubicada en la Av. Los Haticos ahora llamada “Corredor vial Monseñor Lückert”.
Esta cola, que nunca falta, parace haberse convertido en algo muy propio de los habitantes de la ciudad, tanto así que al llegar a este punto se ve cómo sacan los libros, celulares o simplemente se ponen a hablar sobre: la salud de Chávez, dónde hay harina pan o cualquier otra cosa que se les ocurra.
Pasados entre 15 y 20 minutos depues de comenzar la cola y haber pasado la cervezera, la fábrica de hielo, la empresa de lácteos y unos 4 o 5 segmentos de losas de concreto (reparadas hace 2 años y que gracias a Dios no se han dañado) al fin está en el semáforo de la iglesia La Milagrosa. Ahora empieza el último y más difíciles de los recorridos, “El Terminal”. En ese momento comienza a invadir la desesperación de quien ya se ve justo de tiempo para llegar a su sitio de trabajo, pues en anteriores oportunidades recibieron un llamado de atención de sus jefes.
Redacción/Eduardo Galbán