En una universidad del sur de China, Duan Fengyan está estudiando para ser contable. También está tomando lecciones sobre cómo ser mujer en tiempos del presidente Xi Jinping.
En un curso que arrancó en marzo, poco después de que China aboliera los límites del mandato presidencial, el Zhenjiang College y la Federación de Mujeres de China han estado enseñando a las estudiantes cómo vestirse, servir té y sentarse. Todo eso para prepararlas para la «nueva era» de Xi.
«Debes sentarte ocupando los dos tercios delanteros de la silla, no puedes ocupar toda la silla», comentaba Duan, de 21 años. «Ahora, sostén tu barriga, relaja los hombros y colócalos hacia arriba al tiempo que pones las piernas juntas», agregaba.
La clase, ofrecida solo a estudiantes femeninas, tiene como objetivo desarrollar mujeres «sabias» y «perfectas», donde la sabiduría proviene del estudio de la historia y la cultura china, la solemnidad de la pintura al óleo y las clases de etiqueta y perfección de la aplicación (aunque no demasiado) de maquillaje.
El Partido Comunista quiere que se eduque a las mujeres, sí, pero con un crecimiento económico a la baja, al igual que su población -que también está disminuyendo- se está volviendo a la idea de que los hombres son el sostén de la familia mientras que las mujeres son, sobre todo, esposas y madres. Está enseñando a las mujeres jóvenes que esta es la norma.
El centro universitario lanzó la Escuela de Mujeres de la Nueva Era para atender el llamado de Xi a la educación en la cultura tradicional china y para ayudar a las mujeres a competir en el mercado laboral pero también para prepararlas para roles domésticos. «El papel de la familia de las mujeres es más importante ahora», subrayó Sheng Jie, que dirige el programa.
Cuarenta años después de la gran transformación económica de China, las mujeres del país están, de media, más sanas, ricas y mejor educadas que nunca, pero están perdiendo terreno en comparación con los hombres.
Desde el comienzo de la administración de Xi, el ranking de China en el índice de brecha de género global del Foro Económico Mundial ha disminuido significativamente del puesto 69 en 2013 al puesto 100 en una lista formada por 144 países.
El partido quiere que las mujeres reciban educación, pero les preocupa que las mujeres educadas decidan no casarse con hombres y tener hijos, lo que agravará el exceso de hombres causado por la política de un solo hijo y que, potencialmente, desestabilizará el país.
«La dirección del futuro es que se supone que las mujeres deben desempeñar el papel de esposa y madre en el hogar», comentó Leta Hong Fincher, autora de Traición al Gran Hermano: El despertar feminista en China.
Aunque este pensamiento ha existido durante, al menos, una década, el programa de Zhenjiang parece ser el primer curso universitario de ese tipo bajo el gobierno de Xi.
The Washington Post fue el primer medio de comunicación extranjero al que se le concedió acceso al campus y se le permitió entrevistar a estudiantes, mientras sus profesores escuchaban lo que decían.
«De acuerdo con la cultura tradicional, las mujeres deben ser modestas y sensibles, y el papel de los hombres es trabajar fuera y proveer a la familia», subrayó Duan, de 21 años, antes de empezar una clase sobre el ritual del té.
«Quiero ser un modelo para mis hijos», indicó.
En sus primeros cinco años en el poder, Xi se proclamó a sí mismo como un defensor de los derechos del colectivo femenino, declarando, en un discurso en una cumbre de las Naciones Unidas sobre la mujer, que la igualdad es una «gran causa».
Agencias