
El impacto que ha causado el crimen de la venezolana Mariana Gutiérrez, zuliana, de 24 años, periodista de profesión que migró a Colombia y que tenía cierto tiempo viviendo en una ciudad del país vecino, ha sido tremendo en Venezuela, en Colombia y en el propio Perú, donde ocurrió la tragedia en la que esta joven perdió la vida.
Fuentes cercanas al entorno de la chica asesinada ofrecieron detalles con carácter de exclusividad al medio maracaibero Noticia Al Minuto sobre los antecedentes inmediatos al evento y sobre elementos que están siendo profundamente investigados por la policía, pues, dicho asesinato destapó una olla nauseabunda que terminó en la detención de siete miembros de una peligrosa banda criminal de trata de mujeres integrada por presuntos venezolanos, pero que opera en Colombia, Ecuador y Perú.
De una ciudad, Mariana se trasladó a otra en el mismo país de Colombia. Fuentes revelan que lo hizo por una oferta de trabajo más lucrativa y es en esa ciudad donde se instala donde una arrendataria de la cual se hace muy amiga.
La persona que le dio alojamiento a Mariana en su casa, en esa última ciudad de Colombia donde ella vivió, contó detalles reveladores que quizá no habían salido a la luz de los hechos en el momento de su homicidio. La fuente del citado medio indicó que esta persona (la arrendataria de Mariana, quien consideraba a la zuliana como una hija) la vio partir de su casa el día 1 de abril con destino a una ciudad de Antioquia, en Colombia para trabajar en compañía de unas jovencitas que para la arrendataria no eran «buena influencia» para su apreciada Mariana.
La arrendataria contó que Mariana le había expresado que se iría a Antioquia con una de esas amigas: «no me gustó para nada cuando me lo dijo, esas pelaítas no andaban en nada bueno», testificó la ciudadana colombaina.
Fue en esa ciudad de Antioquia donde captan a Mariana, la someten, la chantajean con 2.500 dólares a sabiendas que ni ella ni su familia tenían forma de pagar tan alta suma y con ese pretexto se la llevan obligada al Perú. Nadie sabía nada del hecho. Nadie intuía que Mariana estaba siendo chantajeada y que para ella no había vuelta atrás, su destino final era viajar a Perú de manera forzada en contra de su voluntad.
“Le dije a Mariana que no se fuera para Perú que ella no conocía a nadie allá, y lo mismo hicieron las muchachas con las cuales ella se fue para Antioquia, quienes se devolvieron para acá”, dijo la arrendataria. No obstante, ya era tarde. El mayor error cometido por Mariana fue ‘confiar’ en unos ‘cualquiera’ que le ofrecieron buen trabajo y buen sueldo en Antioquia, pero que tras esa oferta estaba la oscura intención de secuestrarla y explotarla por su buen físico y cara bonita.
El chantaje y la presión
La arrendataria comenzó a notar que, transcurridas dos semanas desde que Mariana llegó a Perú no dio más señales de vida: “Mariana no ha puesto estados (de WhatsApp) es bien raro” reflexionó la arrendataria con intriga y un mal presentimiento, pues a decir de ella y de otras amistades, la marabina actualizaba sus estados de WhatsApp a diario.
“La empecé a llamar y tenía el teléfono apagado y así pasaron los días y yo lo que pensé fue que se le había dañado o que había cambiado de número porque en Perú son otras líneas telefónicas”, razonó.
La informante refirió nuevamente que a Mariana la estaban chantajeando con 2.500 dólares para soltarla, es decir, debía pagar esa cantidad si quería que la liberaran, situación que al final terminó de asfixiarla en tanto era imposible tener esa suma de dinero rápido para escapar de la banda criminal que la poseía.
Mariana tenía carácter fuerte –dice la fuente- y seguramente se negó a pagar la suma, hasta que sus captores la amenazaron con asesinar a su familia si ella no asumía su situación y es allí cuando Mariana se ve acorralada y de manos atadas para intentar escapar, intentar denunciar o intentar si quiera negarse a las instrucciones de sus captores.
Todo el mal habría iniciado en Colombia
La fuente comenta que todo comenzó en Colombia, en esa ciudad a la cual se fue Mariana tras dejar a su amiga arrendataria.
Se investiga que este grupo que la lleva al Perú bajo engaño, la chantajeó desde Antioquia, Colombia, donde la pusieron entre la espada y la pared; o pagaba los 2.500 dólares y “la dejarían tranquila” o tendría que viajar a Perú con ellos y someterse a las actividades que ellos dispusieran que ya son de dominio público, la trata de personas y la explotación sexual en otros países latinoamericanos, donde últimamente muchas venezolanas son vendidas como principal atracción.
Ella se habría visto obligada a pasar a Perú, pero eso no podía contarlo a nadie porque estaba amenazada ella y su familia, refiere la fuente. Incluso, su amiga le ofreció ayuda policial desconociendo todo lo que había detrás de ese viaje a Perú, pero Mariana le dijo que eso tenía que manejarlo ella sola y que ella lo asumiría por la decisión que tomó, hasta que se supo la noticia de su asesinato en las frías calles de Lima.
Fuente NAM/Diario República
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