Desde el pasado jueves en horas de la tarde Antonio Ribeiro Carneiro, portugués de 65 años, se convirtió en la cuarta víctima del secuestro en la Costa Oriental del Lago.
El hombre salió a las 2.00 de la tarde a buscar pintura y masilla para su negocio de herrería y desapareció.
Sus familiares y amigos presumen que al comerciante, llamado cariñosamente el “Portus”, lo interceptaron en la salida de su vivienda, ubicada en la carretera K con calle Alta Tensión, en Ciudad Ojeda, cuando transitaba en su camioneta, marca Tata, color vino tinto, placa AB563DE.
Su esposa y dos de sus hijos extrañaron la presencia de Ribeiro al caer la tarde. Comentan que el hombre tiene una rutina que no interrumpe: siempre, al comprar los materiales, pasaba por un club cercano a su vivienda para compartir unos tragos con sus amigos y antes de caer la noche estaba de vuelta.
La incertidumbre se hizo más grande porque no tenía un teléfono a donde llamarlo; su celular lo dejó descargado en casa antes de partir.
El hallazgo
A las 9.00 de la noche del jueves una comisión de funcionarios de la Guardia Nacional halló a pocos metros de la estación de servicio Cordobés, en Lagunillas, la camioneta.
El vehículo lo trasladaron hasta un comando de seguridad.Horas después efectivos del Grupo Antiextorsión y Secuestro (Gaes) tocaron la puerta de los Ribeiro para informarles de lo que sucedía. Les dijeron que posiblemente se trataba de un secuestro.“Papá es una persona diabética, hipertensa y además nerviosa. Queremos pedirles a las personas que lo tienen que le den las medicinas que requiera para mantenerse estable. Él toma Amaryl y Bi-Euglucon”, señaló entre lágrimas el segundo de los siete hijos.
Sin recursos Reunidos en la sala de la humilde vivienda, los Ribeiro aseguraron que no tenían dinero para pagar un rescate. Aurora Martín, hija mayor de la víctima, resaltó que la familia vive de los ingresos del día a día.
“El negocio que es trabajado por mi padre y dos hermanos da para mantener los gastos de la casa y alimentarnos. Solo tenemos este trabajo y esta propiedad donde viven tres familias”.
En su desesperación, los hijos del herrero organizaron un potazo junto a un grupo de amigos. Ayer en la mañana salieron a las esquinas de los semáforos a reunir dinero.
Vía Diario La Verdad