Son tan solo 18 años y no más de 1.50 metros. Un rostro sensualmente atractivo, un cuerpo esculpido, una cabellera negra insinuante, razones suficientes para convertirse en objeto del deseo. La vida de Grecia de los Ángeles Colmenares Castillo parece no ser tan color rosa. Su historia, controversial, más allá de sorprender se ha convertido en un caso digno de estudio, incluso, psicológico.
Poca ropa, tacones altos, maquillaje sugerente, más de 2.888 mensajes en su cuenta Twitter con 63.100 seguidores, al menos 200 “selfies” publicados en tres perfiles que siguen otras 7.000 personas en Facebook y poses con armas de fuego delatan algunos trastornos y secretos en su personalidad.
En una evaluación, a rasgos generales, realizado con base a los mensajes que la jovencita ha escrito en las redes sociales, el psicólogo y psicoanalista capitalino Iván Freites saca conclusiones: “Es una muchacha que tiene una madre sobreprotectora que ha anulado su capacidad de tomar decisiones y de establecer límites”.
“Si lloro con impotencia, no es odio son sentimientos acumulados gritando liberación… Decisión firme es lo que nos hace falta para tomar un rumbo mejor”, son frases escritas por @GreeSofia, en la que se hace llamar la “Reina Colmenares” en su avatar.
El experto explica: “La sobreprotección la hace sentir impotente. Por un lado está la necesidad de alcanzar por su propio esfuerzo algo en la vida, se siente frustrada, y por otro, usada”.
Grecia sigue desaparecida. Nadie conoce su paradero desde las 6:30 de la tarde del pasado sábado 7 de junio. La tesis del secuestro solo la maneja su madre, Aura Castillo. La policía, por su parte, mantiene una línea de investigación que la vincula al expram de Sabaneta, alias “El Kike”. En medio de su caso, está también la búsqueda de la psicología por aproximarse a una teoría que permita explicar la forma de actuar de la muchacha.
En oportunidades, la jovencita denota un pesar en sus pensamientos. “Salir, salir, salir.. Luego llego, me acuesto y sigue la misma monotonía, los mismos pensares y las mismas tristezas… Recuerdo ayer que era niña no hace mucho tiempo! Añoro aquel tiempo cuando mi felicidad eran mis juguetes, Ahora no encuentro nada para ser feliz”, tuiteó el 18 de julio de 2013.
Como si Freites la tuviera en el diván, presume que Grecia debe hacer un gran esfuerzo buscando ser reconocida, pero no tiene un valor en los demás, quienes terminan usándola, porque es ella la que tiene que darse ese valor. Sin embargo, Grecia, a la luz de su “time line” procura alejarse de esa especie: “No me importa lo que la gente piense de mí, no me califico por la opinión de los demás, sé bien quién soy, y sobretodo lo que valgo”, escribió en mayo del año pasado.
“Toda esa búsqueda de atención y reconocimiento responde a la necesidad de que sea su madre la que la reconozca y la valore”, concluye el experto.
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