
Revistarepublica ha recogido dos testimonios impactantes sobre la nueva tarifa de los cobradores de vacuna, habló una víctima, y un victimario. Las vueltas que da la vida unieron a los dos personajes para transar el pago por el rescate de un Mitsubishi Signo, un vehículo bastante común en Maracaibo, ¿Pero qué se supo de esta maraña mafiosa?
A Luis Fernández (nombre ficticio por protección) le robaron su Mitsubishi Signo, un carro bastante común en Maracaibo. Cuando salió del Centro Comercial Delicias Norte el vehículo ya no estaba. El único medio de transporte que éste tenía para ganarse la vida se esfumó mientras hacía un depósito en el banco.
No quedó de otra que llamar a su hermano Antonio que estaba muy cerca para informarle la situación:
“Mijo veníte pa Delicias Norte que me robaron el carrito, pasáme buscando, porque los tipos no me han llamáo”.
Efectivamente su hermano no tardó. Con la impotencia a cuestas Luis le respondió antes que Antonio preguntara: “Nada mijo…no me llaman”.
Parece haberlos invocado en ese instante. Su teléfono, un Blackberry Gemini, repicó al momento. Número desconocido indicaba la pantalla. “Esos son papa, contestále y ve a ver como negociáis”.
Luis respondió la llamada y del otro un saludo tranquilo: “Que fue Luis…ya tenemos el carrito, no le va a pasar nada papa, vos sabéis que somos gente seria que está trabajando”.
“Verga mijo como me vais a hacer eso papa…yo no cargo cobres mijo”, replicó Luis.
La contraparte fue certera:
“Bueno mi hermano alistáte con catorce que eso es lo que cuesta, y yo te aseguro que al carrito no te lo vuelven a tocar, estáis hablando con profesionales”
“¿Catorce mil?”, preguntó alarmado Luis.
“Sí, catorce mil papa, esa es la tarifa, lo mismito que el seguro, es más, estamos más baratos, y alistáte que te llamamos ahora”.
La llamada se trancó. Luis miró a su hermano y le dijo. “Será que se pierda esa verga, ‘¿cómo hago?, yo no tengo esos cobres”.
Pero Antonio le dijo: “no chico cómo vais a dejar perder el carrito. Yo te presto la mitad, pero vamos primero a ver si conseguimos a Julito y qué puede hacer él”.
Julito se crío con ellos en La Rotaria, y ahora es uno de las “llaves” del negocio del robo de carros. Antonio lo llamó y le echó el cuento, Luis estaba ansioso y sin respuestas. “Julito mijo le robaron el carro a Luis el Delicias Norte, nos están cobrando 14 mil papa, trata de ubicarlo y a ver si lo podéis bajar”.
Pero Julito, al otro lado de la línea, y quien tenía tiempo sin ver a Luis, le pide a ambos que lo busquen en Galerías mientras que, por llamadas, ubica el carro”.
No tardaron en llegar. En Galerías se embarca Julito y los saluda efusivamente. “Que fue Luis…verga papa ahí no los pelan, en Delicias Norte”. Luis solo dijo: “Sí mijo, pero tenía que ir al banco”.
Julito ya le tiene respuestas: “Ve, el carro lo tiene la gente del Pran de Sabaneta, y no van a bajar el precio”.
Antonio le dice a Luis: “Aja mi rey qué vamos a hacer, yo tengo la parte ahí en la casa, busca vos la otra rápido y salimos de ese muerto de una vez”.
Luis decide a pagar, buscan el dinero en casa de Antonio y una parte restante en casa de Luis. “Verga los cobritos pa arreglarle el cuarto a la niña nojoda”, sentencia.
Mientras tanto Julito sigue la negociación, pero no logra bajar el precio. No hay nada qué hacer. El carro ya está enfriándose. Solo falta que le entreguen el dinero. “Aja mijo, dale pa Sabaneta, pa la cárcel”.
Con el paquete en la mano Julito se baja e la cerca con teléfono en mano y diciendo: “Si ya te vi, ¿a cuál?, ¿al de la puerta?, ok, ok”.
Luis y Antonio ven cómo Julito, ese chamo que jugó de pequeño flichitas, y pelotica de goma, le da el paquete con los cobres al militar de la entrada. Regresa al carro y les dice: “Vámonos, ya el carro está en el estacionamiento de La Clínica Paraíso”.
Julito les confiesa que esa es ahora la tarifa mínima que maneja la mafia en Maracaibo. “Es que en la cárcel tienen que hacer varios pagos, al militar y de ahí pa dentro pierden un poco ellos. Le pagan a “la llave” (encargado del hurto) y hasta el vigilante pa chequear la entrega). Es más te están cobrando bien Luis porque si el carro es más nuevo el rescate te sale en 18 o 19 mil. Dígame las camionetas…esas están en más de veinte, la gente paga pa no esperar los seguros, vos sabéis que eso es una pérdida de tiempo”.
Efectivamente el carro está estacionado en la Clínica. Luis se se baja y enciende el vehículo, Antonio lo mira con Julito desde fuera. Hay una camioneta blanca, Ford Explorer. Julito dice: “Ahí está el que se robó el carro, los de la camioneta están chequeando la zona. Esos son tipos serios, esos cumplen”.
Redacción