«¡Dios mío, dame fuerzas pa’ aguantar, esto es muy fuerte!». Así clamaba ayer María Gotera por la muerte de su hija Yuberlín. La niña de 14 años cayó entre las cinco víctimas de la furia que Abigaíl Segundo Villasmil Hernández desató en su embestida contra simpatizantes del chavismo.
Como un rayo, su Silverado plateada enlutó a los habitantes de la avenida 10A, en el barrio Ma’ Vieja, la noche del 7 de octubre. La celebración electoral se convirtió en luto para cinco familias.
La ira de Villasmil Hernández explotó tras perder una apuesta multimillonaria sobre el resultado de los comicios presidenciales.
Ahora, este era el escenario: un toldo frente a la vivienda donde hasta el domingo vivió «Yube» protegía del sol implacable a parientes y estudiantes de la escuela Gran Mariscal de Ayacucho, donde estudiaba segundo año de bachillerato.
Los muchachos lloraban la temprana partida de su compañera.A pocos metros, el mismo paisaje ante la casa que habitó Scarlet Parra, de 29 años. Su hermano Antálcides caminaba entre la multitud con el brazo aún vendado. Advirtió a los periodistas: «Fotos solamente desde la puerta, por favor». La joven trabajaba en labores del hogar para familias vecinas.
Dairo, su otro hermano, comentó que gozaba de alta estima en la barriada.En la esquina de la 10A con la calle 22 estaban los deudos de Everth Gómez, de 33 años.
Su esposa Keidy López fue velada en El Bajo, en la casa de sus padres. Apenas cumplirían un año de unión conyugal. No tenían hijos en común, pero Gómez dejó cuatro huérfanos de una relación anterior, de 15, 13, cinco y dos años, respectivamente. Era albañil y participaba en la construcción de un centro comercial cercano.
Un camión con cornetas estaba a mitad de la avenida. Convinieron que llevarían música en todo el recorrido desde Ma’ Vieja al cementerio Jardines La Chinita, adonde arrancarían a la 1.00 de la tarde para el entierro.
«Solo queda tu foto, solo queda el recuerdo de todo el tiempo que viví contigo, no soporto el dolor que estruja mi alma, resignarme a vivir sin estar contigo… Cuánto duele vivir cuando nos falta alguien, cuando se nos va un ser querido».
Los versos del tema Recuerdos, de la orquesta Los Adolescentes, hablaban en nombre de los parientes.
A tres calles, en la sala de la vivienda ubicada en la avenida 9 con calle 24, estaba el ataúd con el cuerpo de Erick Murillo, el joven de 18 años que trabajaba en una pizzería y hacía fumigaciones. Trajeron la urna con Keidy y los cinco féretros se reunieron.
La caravana partió al camposanto.La investigación El comisario Danilo Vílchez, máxima autoridad de Polisur, visitó cada hogar que la sangre inocente tiñó. Llevó palabras de condolencia y la promesa de capturar con prontitud a «Segundito», de 29 años.
«En la camioneta encontramos evidencia de que estaban consumiendo licor. Ya el CICPC adelanta las investigaciones». Informó de que con el dueño del vehículo viajaba Víctor Enrique Chirinos Hernández, de 24 años, hermano del conductor, y al parecer había un tercer ocupante.
«Si no se entregan, tendrán que someterse a la captura. Ya están por librarse las órdenes de aprehensión».La Policía científica en San Francisco aseveró que los tres sujetos de la camioneta fueron autores del doble homicidio en el conjunto residencial Plaza del Sol antes de cometer el múltiple arrollamiento.
En el hecho fueron baleados los compadres Nelson Enrique Oviedo Villalobos (21) y Alexánder Antonio Áñez Villalobos (24), quienes residían en el edificio Araguaney II.
La Policía busca a otros dos cómplices de Abigaíl Villasmil»¡Ay Dios, mi hijo no era malo, me arrancaron el alma y el corazón con la muerte de mi muchacho! ¡Señor, quiero que me lo devuelvas sano!». Marielena Morales. Madre de Everth Gómez.
Vía Diario La Verdad/ Hiram Aguilar