«Mandamos a nuestros hijos a servir a la patria y regresan en una urna, asesinados por delincuentes dentro de los cuarteles», expresó entre lágrimas Milagros Sánchez, tía de Ricardo José Boscán Montiel, el soldado de 19 años asesinado dentro de Fuerte Mara la madrugada del pasado martes.
El ranchito azul del sector Rosa Vieja, parroquia Las Parcelas del municipio Mara, estaba lleno de dolientes. Ayer, a las 9.00 de la mañana, iban llegando.
Un camión 350 se estacionó con un cargamento de sillas blancas y otros muebles para el funeral.
En la salita ya estaba el féretro. La abuela del muchacho, Nola Labarca, quien lo crió a pocos metros de allí, en la granja La Trinidad, llegó. El tamaño de su dolor superaba al resto de los presente. Lo manifestaba entre llanto y lamentos.
Fuera de la vivienda, Julio Montiel, tío del difunto, reflexionaba. «Ya los cuarteles dejaron de ser lo que eran; ahora son nidos de drogos, de fumones. Antes hacían pruebas estrictas, exámenes psicotécnicos. Pero en la actualidad hay un vandalismo, una corrupción, gente dañada prestando servicio».
El trigo y la cizaña conviven en el acantonamiento, y parece que la última gana la batalla.
«Hace 32 años yo serví ahí mismo. En mi época, una vez consiguieron a un soldado fumando marihuana y lo botaron de una vez. Ahora se ve de todo», prosiguió.
Los Boscán Montiel decidieron ayer que sacarían de las instalaciones militares a los dos familiares que quedan: Roberto Boscán, el hermano mayor de Ricardo, y Nerio Montiel, primo.
«No podemos dejarlos ahí sabiendo que corren el riesgo de morir», comentaron.Rafael Boscán, abuelo del soldado caído, enfatizó:
«Yo serví en la Marina en 1964. En esos tiempos, eso de que golpearan a un soldado no se veía. Si un superior lo hacía y se sabía, ponían al mismo subalterno a que lo degradara de rango».
Entre traidores
El segundo de cinco hermanos perdió la vida en manos de otro soldado que le robó su fusil. Insisten: «La persona era de adentro, porque la perra no ladró, y es un animal que se pone como una fiera cuando se acerca un desconocido», repetía otra tía, Mirla Sánchez.
Aseguran que hay más casos de muertes que los jefes castrenses ocultan.
«En nuestro caso, nos enteramos porque el primo estaba adentro, y era imposible que no le llegara la noticia. Pero ahí está el caso del soldado Pedreáñez. ¿Cuántos años han pasado y dónde están los culpables de que quemaran a esos soldados ahí adentro?».
La familia, de la etnia Wayuu, no esconde su resentimiento con la institución castrense.
«Ninguno de los jefes le dio la cara al papá cuando se enteró de que su hijo estaba muerto y fue a preguntar. Colaboraron con el velorio, pero eso es un derecho. Es lo mínimo que pueden hacer, porque él estaba en el Fuerte, su vida era responsabilidad de ellos», afirmaron los tíos.Ricardo era un mozo vivaz.
«Se sabía que él llegaba por la gritería, desde que se bajaba del bus venía con el escándalo. Una vez se compró un radio y no salía si no lo llevaba. Decían: ‘Allá el loco de carretera'», recuerda el tío Julio.
Desde niño aprendió con su padre el trabajo de la latonería y la mecánica automotriz. Por eso apreciaban su experiencia en el cuartel. Sus manos repararon varias de las tanquetas entre las cuales quedó su cuerpo.
Las armas de la patria quedaron teñidas con la sangre de un fratricidio.Así como Caín acabó con Abel, otro soldado le abrió la cabeza de un solo golpe con la pieza del cañón de un tanque, para quitarle su fusil.
A la sombra de un árbol, cerca de la casita de latas donde continuaba el funeral, tres compañeros militares disertaban. «Al tipo que mató a Ricardo lo vamos a conseguir porque sí».
Mientras tanto, la declaración oficial del general Gerardo Izquierdo Torres, comandante de la Primera División de Infantería, sigue pendiente.
Los parientes explicaron que hay tres militares sometidos a interrogatorios.Un polvorín se encienda en Fuerte Mara ante la incomodidad de quienes estimaban a Ricardo José. «Fuerte Mara es un desastre. Allí hay hasta damnificados viviendo todavía y hay soldados que consumen droga adentro». Julio Montiel. Tío del fallecido.
Ricardo José Boscán Montiel. Nació el 20 de julio de 1993. Residía en una casa sin número, en el sector Rosa Vieja de Mara. Estudiaba tercer año en la misión Ribas.
Vía Diario La Verdad/Hiram Aguilar