Herlys Vaca contó su tragedia. El domingo en la tarde, sepultó a su madre y a su hermanito, de cinco años. “No pudimos llevarlos a San Cristóbal -de donde son oriundos- por el estado en que estaban. Se quemaron. No tenían brazos ni piernas”.
Pidió prestado dinero. Viajó a Punto Fijo para buscar a su familia. No les contestaban el teléfono, no supo de ella por ningún medio. Temía que fuera una de las que perecieron tras la explosión de los dos tanques de petróleo de la refinería de Amuay el sábado.
Su tía, Lucia, la acompañó. Fueron a los Hospitales de Coro y el Rafael Calles Sierra. Ahí, Herlys Vaca (20) contó su tragedia. El domingo en la tarde, sepultó a su madre y a su hermanito, de cinco años. “No pudimos llevarlos a San Cristóbal -de donde son oriundos- por el estado en que estaban. Se quemaron. No tenían brazos ni piernas”.
Los hallaron debajo de los escombros en El Campito, urbanización donde residían los militares acantonados en el destacamento 44 de la Guardia Nacional Bolivariana. Su padrastro, teniente, sobrevivió, porque estaba de viaje.
Ha llorado. Sus ojos hinchados y su mirada lejana la delatan. Pero la ausencia eterna de su madre y de su “consentido” no es lo que la atormenta. Jackeline Acosta Vaca (15) no aparece. Es su hermanita. Lo único que le queda.
Conocidos le dijeron que la vieron caminando por la avenida principal Alí Primera el sábado en la mañana. “He recorrido los cuatro refugios, los hospitales, las comandancias y no la hallo”. La voz se le tranca. No puede evitar el quebranto.
Pide ayuda a la Policía, a los militares y a los periodistas. Agota todas las vías. Da un par de números de teléfono: 0426 2461945 y 0416 0448720. Y la foto de la adolescente, impresa en una hoja tipo carta arrugada, también la da. “Ella es mi única compañía. Yo vivo con mi tía, pero Jackeline es la persona más cercana a mí. Nos hemos disfrutado mucho a pesar de que no vivíamos juntas”.
Espera que en las próximas horas la chica aparezca… viva. “No sé que haré si no la veo más o si la última vez que la vea sea como quedó nuestra madre y hermanito”.
Ana Karolina Mendoza/Diario La Verdad