Los 31 niños fallecidos trágicamente en una explosión en el bus que los transportaba, en el departamento colombiano de Magdalena el domingo pasado, serán sepultados el próximo miércoles en su ciudad natal, informaron las autoridades.
Los restos mortales de los «31 angelitos», como los han llamado los colombianos, serán enterrados en una ceremonia conjunta en el Cementerio San Rafael a pedido de sus familias, tras las honras fúnebres del menor de siete años que se encontraba grave tras el siniestro y falleció el jueves en Barranquilla.
Los familiares solicitaron a la Alcaldía colocar pendones para que los asistentes al sepelio puedan escribir sus mensajes de despedidas a los pequeños, señala Prensa Latina.
El conductor del autobús, Jaime Gutiérrez, permanece tras las rejas y de acuerdo con las evidencias recopiladas, será imputado por la Fiscalía por el delito de homicidio doloso y podría enfrentar una condena de 60 años, la máxima pena de la ley establecida en Colombia.
La situación de Gutiérrez se agrava por varios delitos, entre ellos el de no portar licencia y que el automotor no contara con el seguro obligatorio, ni con la revisión tecnomecánica.
La investigación añade que siendo mecánico, tenía conocimiento automotriz y sabía del riesgo de manipular la carburación del vehículo con la utilización de combustible.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, decretó tres días de duelos y anunció que el Gobierno asumiría los gastos de las honras fúnebres.
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