
A veces podemos identificar fácilmente la causa: una mala noticia, un error que cometimos, una discusión, el síndrome premenstrual, leer o escuchar las noticias nacionales e internacionales, etc. Pero también puede pasar que nos sintamos miserablemente y desconozcamos la razón o no tengamos ni ganas de encontrarla.
Para esos días de tristeza, falta de energía, mal humor, desinterés o todas las anteriores, sepamos o no la causa, recojo aquí siete recomendaciones, no sin antes advertir que estamos hablando de tristezas o desánimos o agobios pasajeros, no de una condición seria como la depresión, que debe ser diagnosticada y atendida por un profesional de la salud:
1) Reconoce que tenemos derecho a sentirnos así
Sentir compasión –que no es lástima- por nosotras mismas es tan fundamental para nuestro bienestar como procurar en nuestras vidas emociones positivas como la alegría, la esperanza o la diversión. No tenemos que sonreír siempre. Eso sí, esto tampoco implica herir a otros. Pagarla con los demás no suma a nuestro bienestar, todo lo contrario.
2) Evita las “recompensas” fáciles
En días así es muy común pensar “con un vinito se me pasa”, “con un chocolate o un helado se me quita” y resulta que terminamos cometiendo excesos, porque no hay suficiente azúcar, alcohol, cigarrillos, hamburguesas o ropa para llenar el vacío que podemos estar sintiendo. Lo que sí es seguro es que después tendremos una terrible resaca moral –además de las consecuencias físicas- y por supuesto, nos sentiremos peor.
3) Consiéntete
Para unas será hacerse la manicura –al estilo de la película Legalmente Rubia-, pero no tiene por qué ser algo que implique gastar dinero. Puede ser un baño largo, ver tu película favorita, releer algunas páginas del libro que más aprecias, contemplar la naturaleza, ver la ciudad desde algún lugar especial, tomarte un té o escuchar música. Piensa en cómo complacer a tus sentidos, sin excesos que luego te hagan sentir culpable, y lo que hagas seguro te ayudará.
4) Conéctate con tus afectos
Llama a alguien a quien aprecies mucho. Tú decides si quieres o no hablarle de lo que te pasa y si es sólo una llamada o también un encuentro, pero ponernos en contacto con familiares y amigos siempre es positivo. Y aunque parezca obvio, hay que decirlo: deja la llamada a esa tía que vive angustiada y que sólo acumula chismes y malas noticias, para otro día. Aléjate de la gente negativa.
5) Encuentra formas de drenar
El ejercicio suele ser la principal recomendación, por aquello de las endorfinas, y si bien es muy efectiva, no es la única. También puedes ponerte a escribir. ¿Sobre qué? Sencillamente déjate llevar y escribe durante unos minutos lo que se te pase por la cabeza. Escribir nos conecta con nosotras mismas y nos ayuda a poner las cosas en perspectiva. ¿Que no te gusta escribir, pero sí cocinar, tejer, pintar, construir, jugar videojuegos, navegar en Pinterest, etc? Adelante, ponte manos a la obra haciendo algo que te permita descargar y también distraer tu mente. Y si todo lo que quieres hacer es llorar un poco, pues simplemente llora.
6) Practica la gratitud
Hay muchas formas de hacer esto, desde las más simples y rápidas, hasta las más complejas. Una manera sencilla es pensar en tres cosas buenas que hay en tu vida y por las que sientes que debes dar gracias, puedes hacerlo mentalmente o por escrito. Otra es escribir una carta de gratitud a alguien que haya sido significativo en tu vida. Te hará bien.
7) Pon un poco de orden
Como recomienda Gretchen Rubin, autora del libro The Happiness Project, “encuentra paz interior en el orden exterior”. Limpia un clóset, una gaveta, tu escritorio: la sensación de orden y control a medida que vas arreglando, puede hacerte sentir mejor. Todas tenemos en casa rincones que pueden llegar a ser realmente terapéuticos ¿verdad?.
Vía EDM / www.diariorepublica.com