La microbiota intestinal (lo que hasta hace poco se conocía flora intestinal, las bacterias y otros microorganismos que pueblan el aparato digestivo de las personas, y que, por cierto, tiene poco de flora) no sólo ayuda a hacer la digestión (y por eso se producen diarreas cuando los antibióticos la destruyen).
Este auténtico órgano del ser humano (hasta cuatro kilos de microorganismos en cada persona sumando las del aparato digestivo, la piel y el sistema genitourinario, más peso que el del corazón o el hígado) también se relaciona con el sistema inmunitario y los inflamatorios. Y esta influencia es la que quiere aprovechar un equipo de médicos españoles para intentar mejorar las defensas de las personas con VIH.
Para ello, los investigadores que trabajan con Sergio Serrano, del hospital Ramón y Cajal de Madrid, han puesto en marcha un ensayo peculiar: a 30 personas con el VIH ya controlado les están administrando unas cápsulas que contienen la microbiota (las bacterias fecales) de personas sin el virus. El objetivo es ver si así mejoran su situación.
«Se trata de pacientes que están bien, con el virus en la sangre indetectable [niveles tan bajos que apenas se registra con los análisis, lo que implica que no es transmisible], pero que tienen margen de mejora», afirma Serrano.
Ello se basa en que las personas con VIH, aunque les haya funcionado bien el tratamiento, después de la infección y su control presentan un «sistema inmunológico envejecido», dice el médico. El investigador explica que uno de los primeros efectos del virus es la destrucción de la microbiota digestiva. «Arrasa el hábitat de los linfocitos de la mucosa intestinal. Después de eso crecen malas hierbas. Nosotros lo que queremos es resembrar el jardín», pone como ejemplo.
El ensayo empezó en enero y consiste en suministrar a los voluntarios las cápsulas durante ocho semanas, y hacer un seguimiento de un año. Por eso aún no hay resultados. Cuando se tengan todos los datos habrá que ver, primero, si los trasplantes han sido efectivos y los pacientes han modificado su microbiota. Por otro, si esto ha tenido un efecto positivo en su sistema inmunitario, medido, por ejemplo, por la cantidad de linfocitos CD8, que tienden a aumentar cuando hay infección por el VIH.
Vía Globovisión/www.diariorepublica.com