Por Jose Lombardi
Después del 6 de diciembre los planes oficialistas han sido severamente golpeados, una mayoría contundente, casi siete (7) millones y medios de venezolanos expresaron con el voto, el deseo irrenunciable de vivir en Democracia, negándole al gobierno la posibilidad de seguir profundizando el plan de la patria y su revolución, definitivamente el 6 de diciembre fue una expresión de cambio.
Para la oposición, fue un triunfo esperado desde hace mucho tiempo, sin embargo, la holgura y facilidad del mismo, sorprendió a más de uno, ahora la responsabilidad deja de ser únicamente electoral y obliga a establecer una unidad política trascendente que pueda enfrentar a un gobierno herido y sin intenciones de rectificar, capaz de generar una crisis institucional que termine en anarquía.
La sociedad civil expectante, observa el comportamiento de los actores políticos, esperanzada en los cambios, continúa dispuesta a resistir los embates de la crisis económica asfixiante.
Con tensión, esperan las Fuerzas Armadas el desarrollo de los acontecimientos, saben que son los garantes de preservar el orden, tienen la responsabilidad de asumir el arbitraje del juego cuando este ha perdido las reglas, son los únicos capaces de hacerlo, tienen las armas y el poder del fuego, más allá de los saludos y la retórica revolucionaria, su comportamiento hasta ahora, ha sido el establecido en la ley.
Con los ojos puestos en el país, la comunidad internacional está atenta a todo lo que pueda ocurrir, sus intereses están en juego y lucharan por no perderlos, en la geopolítica mundial y especialmente la latinoamericana, Venezuela juega un rol importante.
Me gustaría definir el 2016 como el ano de la reconciliación para el progreso, pero los últimos acontecimientos demuestran lo contrario, pareciera que las circunstancias nos están llevando a una encrucijada que tarde o temprano, nos obligara a definir un camino.
Una encrucijada forzada por una polarización política cargada de agresividad y odio, así como una situación económica desastrosa que no se le ven señales de recuperación, estos elementos configuran una situación explosiva que obligan a tomar acciones y definir rumbos.
En el año 1989, los titulares de la prensa nacional eran casi idénticos a los de hoy, los venezolanos estaban inmerso en una encrucijada y decidieron salir a la calle, produciendo el acontecimiento histórico del “caracazo” e iniciaron el fin del ciclo histórico bipartidista para abrirle paso al que hoy todos conocemos, solo el tiempo nos dirá, cuál será el rumbo que tomaremos en la encrucijada que nos presenta el 2016.
Confió en la Esperanza que nunca defrauda, así como en la madurez demócrata del pueblo venezolano, capaz de superar los momentos difíciles en Paz, hago votos para que tomemos el camino correcto.
Presidente Copei Maracaibo