
Esta noche del 24 de febrero se celebra el Maha Shivaratri, la Gran Noche de Shiva, una de las deidades más veneradas en el complejo panteón hinduista, especialmente caro a los yoguis y a los practicantes tántricos. Shiva es celebrado la noche 13 y el día 14 todos los meses del calendario lunisolar, pero una vez al año en el mes Phalguna, coincidiendo con la luna nueva, millones de hinduistas celebran en todo el mundo el Maha Shivaratri.
La festividad del Maha Shivaratri se celebra haciendo pujas, cantando oraciones y mantras toda la noche (se escucha el eterno zumbido del Om Nama Shivaya), haciendo ayunos, haciendo ofrendas al shiva lingam (el axis cósmico-fálico), y algunos de sus fieles sadhus fumando cannabis sagrado (en Nepal de hecho este día se levanta la prohibición).
El Maha Shivaratri es una festividad compleja que conmemora diferentes episodios de la mitología, según la región o secta. Algunos conmemoran un episodio dentro del samudra manthan, el famoso «batido de la leche de océano» en la épica batalla entre los asuras y los devas por obtener el néctar de la inmortalidad o amrita, en el que Shiva habría salvado el universo siendo el único de los dioses capaz de ingerir la cocción venenosa (halhala). Al estar ordeñando el océano para obtener el néctar de la inmortalidad, antes de obtener el amrita, una sustancia ponzoñosa letal se empezó a producir; la sustancia tenía el poder de destruir el mundo entero y sólo Shiva se atrevió a contenerla, consumiéndola. Shiva con la ayuda de su consorte Parvati –quien en una historia le apretaba la garganta, en otra se detiene el efecto a través del yoga sexual– logró contener el veneno en su cuello, evitando que se expandiera por todo su cuerpo, de aquí toma el título neelkanth, «el del cuello azul».
Para otro, la festividad marca el día en el que Shiva hizo su danza cósmica. Una de las representaciones más conocidas de Shiva es la de Nataraja, la imagen feroz de múltiples brazos danzando como un átomo. La danza divina de Shiva se conoce como Tandava; se dice que esta danza refleja cinco actividades cósmicas o pancakritaya: creación, preservación, disolución, oscurecimiento y salvación. Realizada con gozo se le conoce como Ananda Tandava (pese a la destrucción hay alegría en el proceso extático de manifestación y disolución); con furia es Rudra Tandava.
Otro más celebran el jyotirlinga, esto es la «columna radiante» o «falo luminoso» de Shiva. Una historia narra que disputando quien era el dios supremo, Shiva se manifestó como una columna de luz infinita; los otros dioses principales, Vishnu y Brahma, decidieron que el dios supremo sería aquel que lograra alcanza el final de esta columna antes. Ninguno de los dos lo logró (aunque Brahma mintió que lo había hecho, y por ello, cuenta la leyenda, hoy en día se le ha dejado de adorar). La historia parece afirmar la supremacía de Shiva. En el Maha Shivarati los devotos visitan alguno de los jyotirlinga, templos consagrados a Shiva con este objeto devocional.
Vía pijamasurf.com/www.diariorepublica.com