
El rey emérito Juan Carlos I, perseguido por un escándalo de corrupción, anunció que abandonó España para ayudar a su hijo Felipe VI a preservar la imagen de la monarquía, pero los españoles se preguntaban este martes 4 de agosto si no buscará eludir responsabilidades. Los analistas estiman que el ex jefe de Estado de 82 años, investigado por la justicia de España y Suiza pero sin haber sido inculpado, no tenía otra opción, aun si su salida del país sea mal percibida por la población.
Los partidos antimonárquicos se apresuraron a denunciar una «huida» indigna. Según un sondeo en línea realizado por el periódico ABC, cercano a la monarquía, un 68% de los españoles estimó desacertada la decisión de Juan Carlos de irse de España. «Debería haberse quedado aquí, porque es un poco vergonzoso que se vaya» dijo Aranzazu Catalina, una madrileña de 43 años, un día después del anunciado exilio del rey emérito. Deploró la «muy mala imagen» que ofrece el antiguo soberano.
Juan Carlos I anunció el lunes su decisión de irse del país en una carta dirigida a su hijo, el rey Felipe VI, alegando querer «facilitar el ejercicio» de sus funciones ante «la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de (su) vida privada».
Aparentemente hacía alusión a la investigación del Supremo anunciada en junio para determinar la eventual responsabilidad por malversación del ex monarca, pero solo por hechos cometidos después de su abdicación en 2014, momento en que perdió la inmunidad como jefe de Estado.
La justicia suiza investiga el origen de 100 millones de dólares que Juan Carlos habría recibido secretamente de Arabia Saudita en una cuenta suiza en 2008. reseña AFP.
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