La oficina forense del condado de Marin, en el norte de California, informó que en la autopsia realizada al actor Robin Williams no se encontraron restos de alcohol o de drogas ilegales.
Según las autoridades, Williams -quien se quitó la vida el pasado 11 de agosto en su residencia de la localidad de Tiburón- había tomado medicamentos prescritos, pero en «concentraciones terapéuticas».
Los forenses confirmaron que la muerte del intérprete de 63 años se trató de un suicidio y determinaron que el fallecimiento fue causado por asfixia.
Según recuerda desde Los Ángeles el periodista de BBC Mundo Jaime González, la noticia de la muerte de Robin fue recibida con gran sorpresa y consternación en Hollywood.
Agencias / www.diariorepublica.com