
Selena, hija de inmigrantes mexicanos, se había transformado, gracias a su carisma y a su voz, en una de las figuras más grandes de la música Tex-Mex en Estados Unidos. Amada por miles, vendió casi cinco millones de discos mientras estaba viva y fue nominada a los premios Grammy por su álbum “Amor prohibido”.
Era considerada un fenómeno. Una diva. Una reina. A sus 23 años desapareció, y nadie esperaba que la encargada de ponerle el punto final a su vida fuera su seguidora más ferviente: Yolanda Saldívar.
Enfermera de profesión, Saldívar se había convertido en su ángel de la guarda, no sólo como su asistente personal, sino como presidenta de su club de fans.
Casi 20 años después, Chris Pérez, el viudo y compañero de banda de Selena, conversó con la BBC sobre los últimos tiempos de la artista, cuando Saldívar apareció en su vida y de repente se convirtió en su mano derecha y posteriormente en su verdugo.
Pero él prefiere hablar de Selena. De la voz de Selena.
“Nunca pudimos imaginar en lo que se iba a convertir, pero siempre supe que iba a llegar lejos. Cada vez que se subía al escenario, se convertía en otra persona”, le recuerda Pérez.
Han pasado 19 años. Selena hubiera cumplido 43 años el próximo 16 de abril. A esa misma edad, Madonna estaba lista para lanzar su noveno álbum: American Life y Michael Jackson preparaba una gira después de lanzar el que sería su último disco de estudio: Invincible.
Mientras tanto a Selena, a pesar de que su nombre retumbaba en los escenarios y los medios de comunicación, no llegó más allá del sexto disco y toda una carrera por delante. Sólo quedaba recordarla.
Vía BBC/www.diariorepública.com