
Al hijo del «gigante» le crecen los enanos. Con la oposición en fase de «reestructuración» y sin estrategia definida, el presidente Nicolás Maduro hace frente ahora a las críticas «endógenas» que, incluso, le acusan de tergiversar el legado del difunto comandante Hugo Chávez.
La propuesta de excluir a los partidos políticos del Gran Polo Patriótico (GPP), lanzada por Maduro el pasado 2 de febrero, alborotó el avispero chavista.
El Partido Comunista rechazó la iniciativa del Jefe de Estado, al considerarla un «retroceso» que «fragmenta» la unidad progubernamental. Además, recordaron al Mandatario que fue su propio «padre» quien resolvió incluir a estas organizaciones en el GPP, consciente de la «importancia de generar mecanismos de articulación entre las diversas expresiones políticas y sociales».
El secretario general de Patria Para Todos, Rafael Uzcátegui, admite que fue «sorprendido» por Maduro. «Tenemos mucho tiempo sin reunimos», destaca. El consejo de partidos políticos del GPP no se activa desde septiembre pasado.
«Esto demuestra que no estamos asumiendo la unidad con la responsabilidad necesaria», alerta el dirigente de PPT.
En su condición de protagonista de otras experiencias unitarias como el primer Polo Patriótico y el Comando Político de la Revolución, Uzcátegui lamenta que «nunca ha habido la posibilidad de hacer un balance» sobre los defectos y virtudes de estos esfuerzos.
¿Dónde estaría el error que impide alcanzar la tan anhelada «conducción colectiva»? «Tiene que ver con la idea del partido único, todavía algunos tienen esa idea que fue derrotada por la propia voluntad chavista», subraya el líder de PPT.
El secretario general del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), Wilmer Nolasco, también cuestiona la iniciativa de Maduro y la ausencia de debate. «No nos apegamos a las siglas, pero el GPP es un organismo que creó Chávez. Dejarlo para los movimientos sociales sería convertirlo en un apéndice del Partido Socialista Unido de Venezuela», argumenta.
El politólogo Nicmer Evans señala que hay un problema de comunicación política entre el PSUV y sus aliados. «Los partidos fueron sorprendidos por Maduro. Proponer un espacio alterno tiene sentido, pero no informar los términos y condiciones genera más incertidumbre», comenta Evans, director de Visor 360° Consultores. El analista recuerda que «Chávez dejó el componente de los partidos dentro del GPP» y se pregunta: «¿por qué desconocer eso ahora?». A su juicio, el Presidente no ha aclarado la razón de este cambio.
El manejo de la herencia
Maduro ha respondido con dureza a quienes le fustigan dentro del chavismo. «¡Alerta, alerta a todo el pueblo de Venezuela frente a divisionistas que se esconden detrás de direcciones políticas de algunos partidos!», vociferó el 4 de febrero.
«No sé a quién se refiere. Hubo otros momentos en los que se criticó y el propio Chávez dio ejemplo autocrítico. De hecho, la construcción del GPP fue un paso autocrítico», contesta Uzcátegui por PPT.
Nolasco reconoce que en el pasado «algunos traidores se escondieron detrás de la crítica para justificar su partida»; sin embargo, expone que «todo revolucionario debe asumir como propia la crítica y la autocrítica». El portavoz del MEP enfatiza que «hay revolucionarios que hacemos críticas para enmendar y combatir los dos grandes flagelos del proceso: el sectarismo, que no permite la unidad para avanzar y crecer, y la corrupción».
Evans observa que Maduro ha tenido dos posiciones frente a los cuestionamientos: «ha ratificado la necesidad de la crítica y la autocrítica, pero a la vez ha generado descalificaciones contra determinados actores». En particular, cita el caso de los intelectuales a los que acusó de hablar «pajuatadas» por denunciar la supuesta «falsificación» del Plan de la Patria.
Muchos de los cuestionamientos dirigidos contra Maduro toman como base lo dicho y hecho por su antecesor. «Están manipulando el programa de Chávez». «Chávez incorporó a los partidos al GPP». En la comparación, siempre sale perdiendo el hijo.
Evans apunta que al Presidente no le puede incomodar que permanentemente se haga referencia al finado comandante, pero acota: «esto no puede servir como un elemento de extorsión, no podemos crear un ‘chavismo ortodoxo’ que solo repita lo que dijo Chávez».
El profesor estima que el oficialismo requiere sistematizar el pensamiento y la acción de su fundador, «sin apelar a las ortodoxias», y cediéndole a Maduro un «espacio de creatividad y crecimiento».
«La doctrina socialista y el legado de Chávez son dos elementos que debe combinar quien se asume hijo de Chávez. Chávez tuvo una gran capacidad para reconocer sus errores y poder corregirlos. No podemos esperar menos de Maduro», concluye Evans.
Vía El Universal