Rasurarte no debe significar dolor ni irritación, sólo hay que tener más cuidado en el proceso para poder disfrutarlo. Pon en práctica los siguientes consejos de lo que debes y no hacer, para presumir unas piernas suaves y perfectas.
Exfoliación
Eliminar el exceso de piel muerta es el primer paso. Así dejarás a la vista hasta el pelito más pequeño y no se te pasará ¡ninguno!
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Elige el momento adecuado
Elige un tiempo especial de tu día. Intenta hacerlo al momento de ducharte, ya que el agua caliente abre los poros y facilita el proceso.
TIP: Si tu vello crece con mucha rapidez, rasúrate en el mismo sentido de su crecimiento para no engrosarlo cada vez que lo retires.
Tu shave kit
– Busca una afeitadora con una barrita integrada que funcionará como humectante para suavizar las zonas.
– Necesitarás también, espuma o gel para afeitar, que dejarás actuar por algunos minutos para que el vello se retire con mayor facilidad.
-Añade una loción para el aftershave, calmará la irritación provocada y le dará un aroma delicioso a tu cuerpo
– ¿Tu piel quedó muy seca? Aplica un poco de tu crema humectante favorita.
Renueva tu afeitadora
Cámbialo cada cinco usadas, porque las navajas pierden filo y ya no funcionan como deberían, además de acumular bacterias que no querrás tener en los poros de tu piel.
Nunca exfolies después de haberte rasurado
Puedes lastimar profundamente la piel. No rasures en seco. Sólo te harás cortaduras, ya que los poros no están abiertos. No uses jabón en lugar de espuma para afeitar.
Reseca el área en extremo
Jamás frotes la toalla para secar al final del rasurado. Aparecerán esos molestos puntos rojos. Mejor hazlo a pequeños golpes.
¿Día de playa?, ¡no te depiles!
La arena, el sudor y el agua de mar, serán el combo perfecto para la irritación. Opta por realizarlo una noche antes, y si puedes, duerme sin ropa para evitar el roce de la pijama con tu cuerpo.
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