
El control de precios y verificación de costos que hace el Gobierno a empresas se quedó corto con el comercio informal. En los puestos de los buhoneros el alza se muestra en carteles. Cándido Soto, comprador, preguntó por los precios de ropa deportiva.
Salió espantando del mesón expuesto en la vía pública.»El año pasado el conjunto me costó 500 bolívares. Hoy solo la chaqueta está en 500 y el pantalón 250 bolívares. Aumentó el 50 por ciento», critica Soto. La idea de que antes los buhoneros vendían más barato se acabó.
«Es más seguro y confiable comprar en los centros comerciales, porque si el articulo sale dañado me lo cambian. Aquí no tiene garantía».
Las estructuras de hierros en forma de mesa están presentes en el casco central de Maracaibo. Es dónde se concentra la mayoría de los comercios informales «y se pone productos que entran por la frontera. No pagan impuestos. Y nadie le pone control», señala Soto.
En otros puntos se exhiben jeans para damas. Hay precios desde 250 hasta 600 bolívares, «sin llorar» alerta un cartel que niega la rebaja o regateo de descuento. Más del doble de lo que se ofertan en centros comerciales cercanos a la avenida Libertador. Los buhoneros también aprovechan las ofertas de las tiendas para hacerse con las mercancías.
La reventa a los precios que «le da la gana», reclama Soto. «Hay que tomar medidas para la venta de textiles que traen de la frontera (Colombia). Y también con la comida, ya estamos acostumbrados que no hay control, cada quien vende como quiere. Te dicen (los vendedores): ‘si te da la gana te lo lleváis'».
Datos del Banco Central de Venezuela (BCV) revelan que a octubre la variación intermensual de vestidos y calzado punteó 7,6 por ciento, más de dos puntos por encima del promedio de 5,1 por ciento de los grupos de bienes evaluados. Alimentos y bebidas rondó 5,6 manteniendo variabilidad pese a control de precios y regulaciones oficiales.
Vía La Verdad