
Llegan en marzo a nuestros bosques y arboledas, para despedirse en abril o mayo. De toda la vida el canto de las chicharras esta presente en nosotros. Verlas en los arboles o jugar con sus caparazones vacíos, es recordar la niñes. Por los caminos recorridos en marzo: Chaktapa, Yapotopona, Totumena, Mecocal, Consejo de Ciruma, La Williams, Los Manantiales, Sansibar, Carrasquero, Japreira, de este hermoso paraíso terrenal llamado Zulia, escuchamos en cada uno de esos parajes el ronco trinar de este singular insecto.
Tienen un desarrollo vital completo que dura de 2 a 17 años. Viven enterradas en un estado larval, subterráneamente. Después de varios años de estar entre las raíces de los árboles, la larva pasa a ser ninfa y deja el suelo, se alista para mudar y dar salida al adulto. Pasan mas de una década a oscuras bajo la tierra y aproximadamente un mes a la luz del día antes de morir. Su única misión en esos últimos días es reproducirse.
Las chicharras se hacen inadvertidas entre las hojas de los árboles. Desde ahí emiten su canto. Al anochecer es cuando cantan intensamente. Algunas lo hacen en coros sincronizados, otras cantan individualmente. Lo que si se sabe es que prendidas a los troncos de los árboles tiemblan al lanzar sus notas y no se sabe si su canto constituye un canto de amor o un gemido de dolor. Ellas se protege en la corteza de los árboles y colocan sus huevos en los troncos. Luego, los huevos caen al suelo y es así cuando se entierran.
Son insectos únicos que tardan más en reproducirse que en morir. Algunos las llaman cigarras y otros chicharras. Pertenecen a la familia de los cicádidos. La cual son los insectos más conocidos de la orden de los homópteros.
En la antiguedad, ellas fueron muy apreciadas por los griegos por su puntual aviso ante la llegada de la primavera.
No muerden, ni pican, son inofensivas y sus esqueletos sirven de abono para árboles.
Estos insectos los caracteriza su estructura corporal. Son gruesos y robustos, tienen una longitud de 10 a 50 mm. Poseen cuatro alas transparentes, recorridas por venas oscuras que en la posición de reposo forman un tejadillo sobre el cuerpo del insecto.
Ellas se sujetan a los árboles con sus 6 patas. Las hay de color café, verdosas, negras o grisáceas. Las chicharras, como la mayor parte de la gente las llama son fácilmente reconocidas porque llevan en la cabeza 3 ocelos que son ojos simples y dos antenas que también les ayudan a captar todo lo que sucede a su alrededor.
Desde el punto de vista científico los expertos comentan que el canto de la chicharras se escucha en los días de intenso calor, pero no es más que una señal de apareamiento.
Solo los machos poseen el órgano productor del sonido que está situado en la base del abdomen, llamado timbales.
Ellos cantan principalmente para llamar a las hembras a formar una pareja reproductiva. Se cree que el canto es utilizado como un cortejo y algunos cantan en coro y otros de manera individual.
Los machos se aparean con tantas hembras como puedan y las hembras ponen de 500 a 600 huevos. Después todos mueren.
La coincidencia de que su canto anuncia la Cuaresma o Semana Santa tiene que ver con las primeras lluvias de abril.
Lenin Cardozo SAZ / www.diariorepublica.com