
El escenario del Teatro Baralt recibió a los artistas uruguayos José Berhau y Sergio Chaparro, integrantes de la agrupación La Unza Clown, quienes con los personajes de “Beri Cueto” y “El Beny”, ofrecieron un show diferente, entretenido e interactivo. Con risas y aplausos el público de El Baralt retribuyó el excelente y colorido espectáculo pleno de juegos, divertidas expresiones, malabares y creatividad.
Llegar al público adulto a través del humor y las artes circenses reviste cierta complejidad; mientras que divertir a los más chicos se da de manera natural y espontánea. Para Beri Cueto y El Beny esto no fue impedimento: tanto los mayores como los niños disfrutaron por igual.
Sergio Chaparro, “El Beny”, explicó que el show “Pa” está dirigido para el público adulto, porque aunque los niños pueden disfrutar del colorido show, con malabares y globos, van a tener una lectura diferente, debido a que, a pesar de la presencia de todos esos elementos, el acto tiene un mensaje profundo que sólo puede ser comprendido por los mayores, el cual, en este caso, está relacionado con la disyuntiva entre libertad y seguridad, agregando a esto el deseo de imponer directrices o formas de pensar, que se consideran correctas o justas, a los demás.
El dúo de actores/payasos se ha formado y perfeccionado en la disciplina ‘Clown’ en Montevideo; por su parte, Berhau acudió a escuelas de circo en Brasil y en México. Luego, ambos se volvieron a reunir y en conjunto comenzaron a trabajar, desde hace 8 años, en el movimiento La Unza Clown.
“Primero que nada, nosotros tratamos de divertirnos en lo que hacemos. Si nosotros nos divertimos, eso lo transmitimos, porque el payaso transmite emociones. Qué más noble que poder transmitir, realmente, el sentimiento de un adulto a un adulto. Nosotros jugamos hasta que somos niños, después no jugamos; competimos. Por eso, esto es una buena oportunidad para poder jugar, disfrutar y hacer disfrutar al adulto”, dijo Chaparro.
Sonaron los aplausos, el público se marchó sonriente y relajado: conectaron con su niño interno disfrutando de las emociones y sentimientos que, muchas veces, no se permiten exteriorizar. La “complejidad” de la vida de adulto impide ver que es en la sencillez donde está la respuesta de prácticamente todo.
Nota de prensa/www.diariorepublica.com