La serie de televisión “Escobar, el patrón del mal”, sigue acaparando los más altos niveles de rating en la historia de la televisión colombiana a través de su casa promotora Caracol Televisión.
La historia cruda y deshuesada del enemigo público número uno de Colombia, Pablo Escobar Gaviria, el jefe y fundador del Cartel de Medellín, es un gancho para los televidentes.
Pero si eso no bastara, los peliculeros de Maracaibo la tienen por capítulos en los principales semáforos y calles de la ciudad. Se las ingeniaron para piratearlas de internet y ahora se venden como pan caliente.
Y aunque es una producción estrictamente para transmisión en Colombia, en la ciudad circula como los botellones de agua mineral.
“Yo vendo unas ciento diez copias diarias, casi siempre de los últimos capítulos, pero también vendo de capítulos anteriores, al menos una diez o quince, depende de los que busquen”, dice Oscar Bracho, vendedor en la calle 72, unas de las paradas predilectas para los que quieren los últimos estrenos pirateados.
Y un vendedor en la Plaza Indio Mara maneja números similares. “A veces llegan clientes que se llevan todos los capítulos de una vez y son como tres o cuatro que vienen diarios así. Los demás capítulos se venden casi todos por separado y vendo cerca de cuarenta y cinco o sesenta copias diarias”, afirmó Jesús Romero.
Los números, con matemáticas simples, redondearían cifras que alcanzan los mil 200 bolívares diarios solo por las copias de “Escobar, el Patrón del mal”, por cada vendedor. Cada copia puede ser regateada entre 12 y 10 bolívares.
Ellos son solo dos de los peliculeros que inundan los semáforos de Maracaibo, y ni hablar de la meca de la piratería aceptada, el mercado de Las Playitas en el casco central.
Unos la ven como moda de las narconovelas, por cierto prohibidas en Venezuela después de un mandato expreso del Gobierno nacional para evitar la difusión de “valores de violencia”.
Pero los más agudos telespectadores la siguen como un documento histórico de los años más sangrientos que vivió la hermana República con el ascenso al poder de Pablo Escobar como el gran capo del Cartel de Medellín.
Ya llega a su capítulo 26 y en las calles de Maracaibo la gente espera el próximo ansiosos por comprarla. El día lunes amanece en las calles el capítulo 27 y para el martes, el último estrenado en Colombia, el número 28.
Es una fiebre al igual que sucedió con “El Capo” protagonizada por Marlon Moreno, y la Reina del Sur, con Kate del Castillo, pero con un ingrediente más poderoso, por primera vez en la historia de la televisión se crear una serie con el personaje de Escobar, presentado tal y como fue, la peor pesadilla de Colombia, junto con la guerrilla de las FARC.
De interés
Para los que no lo saben, “Escobar, el Patrón del mal”, es una megaproducción que cuesta alrededor de 400 millones de pesos por capítulo, con más de 1200 actores y filmada en innumerables locaciones del continente. Arrancó en Colombia el 28 de mayo pasado con un rating cercano al 70 por ciento de la televisión nacional, un boom que no se había vivido en años.
Está basada en el libro “La parábola de Pablo”de Alonso Salazar. Y para más interés, la serie ha sido producida por nada más y nada menos que Camilo Cano, nieto de Guillermo Cano, uno de los padres del periodismo colombiano y director del Diario El Espectador, asesinado vilmente por Escobar tras lanzar un reportaje sobre su figura y la vinculación con el narcotráfico cuando el capo aspiraba a una curul del Congreso.
Y lo acompaña Juan Uribe, hija de Maruja Pachón, periodista secuestrada por órdenes directas de Escobar y sobrina de Luis Carlos Galán, candidato presidencial sicariado por matones del capo de la droga.
Su libretista, Juan Camilo Ferrand aseguró en entrevista con el Diario El Espectador de Colombia, que"Escobar, El Patrón del Mal"no es una serie más sobre narcotráfico. "Es un retrato pegado a la realidad de la mejor manera posible. No define a la Colombia actual ni a sus habitantes, sino a una que documenta un país, sus dirigentes, sus héroes y sus enemigos, en un punto específico del pasado. Propone cuestionamientos, despierta preguntas e inquietudes, refresca y clarifica la memoria, y desmitifica la imagen equivocada de Robin Hood y de héroe que tiene, para darle la dimensión de delincuente que fue".
Redacción/diariorepublica.com