Desde este lado del Atlántico Ucrania lucía distante, a no ser por los lamentables sucesos de Chernobyl (1986) y de la Revolución Naranja (2004), que llamaron la atención de los venezolanos en su momento.
Desde principios de 2014 Ucrania comienza a aparecer de nuevo, primero tímidamente y luego con fuerza, en las páginas de la prensa internacional, al punto de que algunos analistas llegaron a considerarla la verdadera mecha incendiaria de una nueva guerra fría.
Mañana, ese país que derrocó el gobierno de Víktor Yanukóvich tras tres meses de intensas protestas populares va a las urnas a jugarse no solo su estabilidad política, sino también “la reedición de la guerra fría y -más cercanamente- la desestabilización de Europa”, dijo a Últimas Noticias el profesor e internacionalista Adolfo Salgueiro.
Ucrania es pieza clave del juego de poderes entre Occidente y Rusia. Por este país euroasiático pasa el gasoducto que conecta a Rusia con Europa y a través del cual el continente europeo recibe 30% de lo que consume, llegando incluso a 40% en algunos países como Alemania, la mayor economía de la región.
Sin embargo, el pasado miércoles Moscú y Beijing firmaron un megaacuerdo gasífero mediante el cual Rusia proveerá a China una cuarta parte de sus necesidades energéticas para los próximos 30 años, lo cual distendería las tensiones de Moscú con Kiev, la capital ucraniana.
Por otra parte, Rusia tiene en la antigua península ucraniana de Crimea (territorio quese anexó a Moscú luego de un referendo celebrado el 16 de marzo) la Flota rusa del Mar Negro, un importante bastión militar.
Ante este panorama, las elecciones se presentan en un momento y un contexto de alta tensión, y cualquiera que sea el ganador definirá sobre todo la inclinación de ese país hacia Europa o hacia Rusia.
Sin embargo, estas elecciones no serán definitorias del futuro del país, según el periodista especializado en temas internacionales Julián Rivas.
“El futuro de Ucrania está en manos de Europa y Rusia. La posibilidad de un gran acuerdo de paz se ve remota. El gran perdedor es Ucrania como un gran proyecto nacional”, dijo Rivas.
El analista considera que el gran responsable de la crisis ucraniana es la política expansionista de Europa, que en su afán por buscar nuevos mercados contribuyó al derrocamiento del presidente prorruso Yanukóvich.
Las opciones. Hasta el momento, los principales candidatos, Petró Poroshenko y Yulia Timoshenko, ambos pro-occidentales, inclinan la balanza hacia el viejo continente. Sin embargo, ninguno de los dos llegaría a sobrepasar los votos necesarios para ganar en una sola vuelta.
Poroshenko es un firme partidario de la Unión Europea, pero sostiene que es importante normalizar rápidamente las relaciones con Rusia. Ha dicho que las relaciones con Moscú deben ser en pie de igualdad y no deben atentar contra el deseo de los ucranianos de estrechar los lazos con la Unión Europea.
Timoshenko, por su parte, ha centrado su campaña en la lucha contra la corrupción y los oligarcas, en acusar a Rusia de agresión, pedir un aumento del presupuesto militar de hasta 5% y prometer la reintegración a Ucrania de Crimea.
La unidad de Ucrania dependerá, a los ojos de Salgueiro, “exclusivamente de Putin y de como él evalúe su propia posición interna”. Mientras tanto, el Presidente ruso ha dicho que respetará los resultados que salgan de las urnas mañana domingo.
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