Al menos tres cuartas partes de la población de los países industrializados han sufrido alguna vez un dolor intenso de espalda. Por esta razón algunos autores hablan de «enfermedad de nuestra civilización».
Una sola de sus etiquetas, la lumbalgia mecánica o dolor común en la columna vertebral, genera dos millones de consultas por año entre los médicos de atención primaria. En el mundo del deporte se sigue también esta tónica, si bien a medida que la actividad física es más exigente aumenta la incidencia y gravedad de las lesiones de espalda baja.
En contra de la opinión popular de que las lumbalgias o lumbagos se producen por grandes esfuerzos, la mayoría de ellos son consecuencia de inadecuadas actitudes posturales, defectos técnicos en la ejecución del gesto deportivo o esfuerzos mínimos pero perjudiciales para la buena mecánica de la columna. Las regiones lumbar y cervical son las de mayor movilidad del raquis y, por tanto, en ellas se localiza con mayor frecuencia la sintomatología dolorosa, ya sea por mayor desgaste y degeneración del disco intervertebral o por simples compresiones o pinzamientos de la interlínea articular o de las raíces nerviosas.
Correr equivale a una sucesión de saltos. Eso expone a los discos intervertebrales a una carga y descarga rítmica, con mayor o menor grado de vibración en función del terreno sobre el que se corre y el calzado que se usa.
Es un deporte que produce rigidez. Los corredores de fondo deben entrenar al mismo tiempo su flexibilidad para prevenir las lesiones. Correr supone mantener una postura específica con un enorme esfuerzo muscular durante un largo período de tiempo. Los corredores declaran con frecuencia sufrir dolor lumbar, así como dolor interescapular, en los hombros y en el cuello. La mayor parte de los corredores con dolor mecánico lumbar se curan con ejercicios de estiramiento. Los corredores tienen también una tendencia natural a desarrollar debilidad abdominal aislada.
Correr no implica la contracción natural de los músculos abdominales y estabilizadores de la columna vertebral. Con frecuencia se observa un desequilibrio significativo entre los músculos flexores y extensores, no sólo en las piernas, sino también en el tronco. El dolor interescapular y de espalda es también la consecuencia de posturas anormales al correr. Tal como hemos dicho anteriormente, la clave para la postura es una buena fuerza isométrica del tronco que mantenga el cuerpo en una postura erguida con el pecho fuera.
El tratamiento para los corredores con dolor lumbar debe incluir lo siguiente:
Un programa vigoroso de estiramientos que estire el tronco, así como las extremidades inferiores.
El entrenamiento cruzado y las técnicas de fortalecimiento muscular que también fortalecen los músculos antagonistas, tales como los extensores de las caderas y los de las rodillas.
El fortalecimiento abdominal, usando ejercicios isométricos de estabilidad para el tronco para mejorar el control abdominal.
Ejercicios de fortalecimiento con el pecho fuera, comenzando con el fortalecimiento abdominal y añadiendo encogimientos de la parte superior del cuerpo y de los hombros, ejercicios con los brazos detrás de la espalda para realzar la postura con el pecho fuera y un ajustado control abdominal. La base de la prevención del dolor de espalda en los corredores son los ejercicios de estiramiento.
Un calzado adecuado para el amortiguamiento y la mejora de la función de los pies.
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
Varias medidas han demostrado ser eficaces para prevenir el dolor de espalda en los deportistas:
-El entrenamiento adecuado, con una intensidad progresiva que contemple un período de calentamiento previo.
-El desarrollo de la musculatura de la espalda y de los abdominales antes de practicar deportes que requieran su participación.
-El uso de un estilo correcto al practicar deporte, que incluya el cumplimiento de las normas de higiene postural para cada deporte.
-Realizar siempre un calentamiento de unos 15 minutos antes de empezar la práctica deportiva propiamente dicha. El calentamiento es fundamental para preparar el cuerpo para el ejercicio posterior y evitar lesiones. El tipo de calentamiento variará según la edad y nivel físico; primero se realizará un calentamiento general enfocado al sistema cardiovascular y posteriormente uno específico para las articulaciones que más intervendrán. En este caso se realizarán maniobras de estiramiento especialmente para extremidades inferiores, continuando con varias carreras suaves y cortas, o sesiones cortas de marcar el paso, simulando correr pero sin avanzar y elevando mucho las rodillas.
-Terreno: corra preferentemente sobre superficies blandas (césped, tierra) y no duras (asfalto). Esto siempre es importante, pero es indispensable si le sobra peso. Intente que todo el circuito tenga el mismo tipo de suelo, evitando pasar de uno a otro (por ejemplo, de césped a asfalto).
-Circuito: mejor llano, especialmente cuando no esté previamente entrenado. Cuanto mayor sea el ángulo de pendiente, mayor es el trabajo que exige a la musculatura de la columna vertebral, además de a su sistema cardiovascular y al conjunto de su musculatura.
-Postura: Evite inclinarse hacia adelante; mantenga el tronco erguido y equilibrado, o ligeramente arqueado hacía atrás (en lordosis). Balancee los brazos en sus flancos, evitando cruzarlos por delante del pecho.
-Zancada: Apoye el pie suavemente y con toda la planta, contactando con el suelo en una línea vertical con la rodilla.
-Equipo: calzado deportivo ligero cuanto menos pese, mejor, con un talón estable pero no rígido y un borde alto y rígido para evitar rozaduras. La suela debe tener un grosor de 2 cms. en la parte del talón y ser ligeramente descendente hacia adelante. Es importante que la suela tenga buena capacidad de amortiguación.
-Piso: de caucho de alta resistencia y el piso interior cementado; plantilla de alta ventilación y recambiable
Hay varios factores que aumentan el riesgo de dolor de espalda entre los adictos al ordenador:
-La postura: Al estar sentado, el disco intervertebral sufre más carga en su posición anterior. Al ser flexible, el disco tiende a aumentar la presión sobre su pared posterior, por lo que el mantenimiento constante de esa postura incrementa el riesgo de que se rompa o deforme y aparezca una fisura, protrusión o hernia discal. En condiciones normales, la musculatura de la espalda protege el disco, por lo que el riesgo es mayor si la musculatura es poco potente.
-La falta de actividad física: En condiciones normales, los distintos grupos musculares que participan en el funcionamiento de la espalda, como los abdominales y la musculatura paravertebrales coordinan entre sí para mantener una postura o conservar el equilibrio en movimiento. Esta coordinación depende de reflejos nerviosos que, para funcionar correctamente, necesitan repetirse. La inactividad física disminuye ese entrenamiento y empeora los reflejos, haciendo que la musculatura se contraiga inadecuadamente o a destiempo, lo que facilita su contractura.
En general, el deporte es conveniente y recomendable para mejorar el estado de salud general y la espalda en concreto. No obstante, algunos deportes aumentan el riesgo de padecer dolores de espalda, especialmente si se practican de forma intensa o competitiva. Esencialmente, son aquellos que:
– Obligan a realizar movimientos de flexo-extensión de la columna, especialmente con carga, torsión brusca o mantenida,
– Someten la columna a vibraciones, o
– Tienden a desarrollar más la musculatura de un lado que la del otro, generando así a la larga un desequilibrio en la dinámica de la columna, en su reparto de cargas e incluso en su estática.
Sin embargo, la realización de un programa de ejercicios que desarrolle adecuadamente la musculatura de la columna y la utilización de un material deportivo adecuado puede disminuir el riesgo que suponen algunos deportes.
Es necesario someterse a un reconocimiento médico antes de iniciar una nueva actividad deportiva. No sólo para valorar el estado de su espalda, sino también para evaluar su sistema cardiovascular y su estado general de salud, con el fin de recomendar las pautas de ejercicio más adecuado. Además, si su columna le duele al realizar algún deporte o ejercicio físico debe interrumpirlo y acudir a un especialista.
La musculatura de la espalda también trabaja en movimientos para los que aparentemente no debería emplearse, puesto que contribuye a mantener el equilibrio cuando se mueven distintas partes del organismo. Por eso, es siempre recomendable que antes de hacer cualquier deporte garantice que la musculatura de su espalda está bien desarrollada. Cuanto más desarrollada esté y más equilibrada sea, menor riesgo tendrá de lesionar su espalda haciendo cualquier tipo de deporte.
Con ese fin, puede ser recomendable realizar durante un tiempo ejercicios específicos para desarrollar la musculatura de su espalda, antes de iniciar la práctica de cualquier deporte. Los ejercicios que son adecuados para un individuo pueden ser contraproducentes para otro, por lo que es necesario que un especialista le haga una exploración física y un balance muscular para determinar cuáles debe hacer y con qué intensidad.
FACTORES QUE AUMENTAN EL RIESGO DE DOLOR DE ESPALDA
Por las posturas y movimientos que condicionan, algunos deportes aumentan el riesgo de provocar alteraciones orgánicas de la columna vertebral como:
-Escoliosis y espondilolistesis, que han demostrado asociarse muy frecuentemente en chicas en edad de crecimiento que practican gimnasia rítmica de competición.
-Hernias discales en deportes que conllevan la flexo-extensión con carga, como algunos estilos de halterofilia, la exposición a saltos y vibraciones repetidas, como el baloncesto, o la torsión brusca y repetida, como el golf o el squash.
Sin embargo, para que un deporte llegue a ocasionar una alteración orgánica de la columna vertebral debe ser practicado de forma muy constante e intensa. Por eso, habitualmente sólo ocurre en deportistas profesionales.
Otros deportes generan fácilmente contracturas musculares que condicionan esfuerzos muy intensos. La falta de entrenamiento y la incorrección del estilo facilitan que la contractura aparezca ante esfuerzos menos intensos, por lo que también aparecen entre los deportistas no profesionales.
Por último, otros deportes exponen a otros factores que aumentan el riesgo de padecer dolor de espalda, como las vibraciones.
La sensación del paciente no es solo dolorosa, también conlleva ansiedad
La mayoría de los episodios de dolor lumbar (más del 95%), surgen en los tejidos blandos relacionados con la columna vertebral, tales como tendones, músculos, ligamentos, o daños en los discos intervertebrales que afectan otras estructuras. Estos tejidos tienen nervios que conducen las sensaciones de dolor a la médula espinal; contra la creencia popular, ni el hueso ni el disco intervertebral tienen nervios, pero sí el periostio, la lámina rígida que rodea el hueso.
Una persona con los cambios mencionados puede sentir dolor cuando la columna está en reposo o en movimiento. Cuando no hay desplazamientos, cambios en las curvas normales de la columna -que a su vez ocasionan tensión de los ligamentos posteriores y de los músculos que permiten extender la columna- pueden desencadenar dolor. Si estos tejidos ya están sensibilizados, el movimiento corporal puede originar dolor.
CONSECUENCIAS NEGATIVAS
El dolor de espalda puede tener consecuencias negativas sobre los deportistas, hasta el punto de llegar a impedir la práctica de algunos deportes o condicionar el final de las carreras deportivas de algunos profesionales.
Estas consecuencias negativas pueden ser:
– La cronificación del dolor. Si no se adoptan los tratamientos adecuados y se sigue realizando con dolor el deporte que lo desencadenó, exponiéndose a los mismos factores de riesgo, el dolor puede hacerse crónico. Un mecanismo neurológico explica que si el dolor persiste largo tiempo es más difícil curarlo.
– La adopción de tratamientos inadecuados. Algunos deportistas abusan de tratamientos sintomáticos que aunque pueden estar indicados a corto plazo en algunos casos, pueden generar efectos indeseables a largo plazo. Ese es el caso de la administración de corticoides u otros fármacos.
– La interrupción de la práctica del deporte. La mayoría de los deportes requieren que la musculatura de la espalda sea potente, funcione correctamente y se coordine bien, para mantener las distintas posturas, asegurar el equilibrio y permitir movimientos rápidos del cuerpo. Además de que el propio dolor puede incitar a abandonar el deporte, varios mecanismos neurológicos pueden hacer que la musculatura se contracture o funcione inadecuadamente cuando hay dolor de espalda, dificultando la práctica correcta del deporte.
– La buena noticia es que con el entrenamiento adecuado, los mecanismos de prevención eficaces y los tratamientos correctos, es fácil poder practicar deporte toda la vida sin limitaciones debidas al dolor de espalda.
Dr. Eduardo Sosa Rizo
Cirujano Ortopedico de Columna Vertebral
Torre Promotora Paraíso, Clínica Sagrada Familia, Hospital Clínico.
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