La Costa Oriental del Lago de Maracaibo está de fiesta, pues hoy es el día en el que celebran a San Benito de Palermo. El retumbar de los chimbángueles se escucha desde Cabimas, pasan por Santa Rita y Ciudad Ojeda, para desembocar en San Timoteo.
Dentro y fuera de la Catedral de Cabimas se concentra una de las más grandes peregrinaciones de la subregión para honrar al santo monje siciliano, cuya devoción en la región data de unos 275 años. Desde las 4.00 de la madrugada comenzó la celebración con fuegos artificiales.
Los organizadores de la fiesta señalaron que serán 12 kilómetros de procesión que incluye visitas a casas y locales comerciales donde pagaran promesas. Al menos 20 chimbangueleros los que acompañarán a lo largo del recorrido.
Cerca de 500 funcionarios de los cuerpos de seguridad que hacen vida en Cabimas resguardaran la festividad religiosa hasta que el santo llegue a su casa en la Catedral de Cabimas, según detalla noticiascol.com.
Mérida, Trujillo y Zulia son los estados que conmemoran a San Benito de Palermo, cuyas celebraciones se extienden desde el 25 hasta el 29 de diciembre y representan una de las tradiciones culturales más antiguas del país.
Un poco de historia
Benito nació en 1526 en San Fratello, antes llamado San Filadelfo, provincia de Mesina, Italia. Era de padres cristianos y descendiente de esclavos negros. De adolescente cuidaba el rebaño del patrón y desde entonces, por sus virtudes, fue llamado el “santo moro”.
A los 21 años entró en una comunidad de ermitaños, fundada en su región natal por Jerónimo Lanza, que vivía bajo la regla de San Francisco. Cuando se trasladaron al Monte Pellegrino para vivir en soledad, Benito los siguió y a la muerte de Lanza, fue elegido superior por sus compañeros.
Humilde y devoto, redoblaba las penitencias, ayunando y flagelándose hasta derramar sangre. Hizo numerosas curaciones. Cuando salía del convento la gente lo rodeaba para besarle la mano, tocarle el hábito, encomendarse a sus oraciones.
En 1589, San Benito enfermó gravemente y por revelación conoció el día y hora de su muerte. Recibió los últimos sacramentos, y el 4 de abril de 1589 expiró dulcemente a los 63 años, pronunciando las palabras de Jesús moribundo: “En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu”. Su culto se difundió ampliamente y se convirtió en el protector de los pueblos negros. Fue canonizado por Pío VII el 24 de mayo de 1807.
Ferrini-Ramírez en su trabajo denominado Santos franciscanos para cada día, publicado en el Editorial Porziuncola en el 2000, expuso que el cuerpo de San Benito aún se conserva incorrupto en el convento de Santa María de Jesús. Los innumerables milagros obrados por su intercesión obligaron a la Santidad de Benedictino XIV a beatificarlo, y después de nuevos prodigios, Pío VII le colocó en el catálogo de los santos
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