El plan de apagones de Corpoelec sigue causando caos en la ciudad. La coordinación prometida entre el Gobierno regional, municipal y la estatal eléctrica no termina de cuadrar.
La anarquía prima en los semáforos de los sectores afectados por los cortes de luz que hasta el momento siguen ejecutándose sin detallar la hora de la aplicación del plan. Solo el día está previsto en el cronograma publicado por la institución.
Vale destacar que los anuncios hechos a la colectividad por las tres instancias de gobierno precisaban que durante los cortes de energía existiría una vigilancia total en calles y avenidas, pero la ausencia de los cuerpos de seguridad sigue marcando la pauta.
Los bajones de luz a las horas pico agravan la situación. Las intersecciones claves y más concurridas de la ciudad sucumben al abuso y la ley del más fuerte conduciendo, pleitos y colisiones leves por querer ser el primero en pasar.
Algunos, más ciudadanos, optan por bajar de sus vehículos y dirigír ellos mismos el tránsito, una escena propia de una ciudad abandonada por la autoridad.
Entonces ¿qué hacer? ¿por qué no existe la coordinación prometida? ¿qué responden las autoridades a este caos y su ausencia?
¿Seguirá esta situación?
A los entes comprometidos hay que decirles que en las inmensas colas y embotellamientos hay madres y padres que buscan a sus hijos al colegio, trabajadores cansados que quieren llegar pronto a su casa, ciudadanos enfermos que se trasladan en medio del apagón a centros clínicos, ni qué decir de las ambulancias atascadas. Pero también está el estudiante que necesita llegar al examen, el profesor que busca dar su clase, y el adulto mayor que va en busca de medicamentos.
Un universo de situaciones humanas que luce sin importancia para los responsables y que demandamos sea atendido.
La ciudad aguanta a regañadientes los apagones, pero preguntamos ¿también merece abandonarse a semejante caos?
Redacción/DiarioRepública