Billy A. Gasca Z.
Nos ha sorprendido un nuevo escándalo financiero que desde Panamá ha irrigado la atención de toda América, los denominados PanamáPapers, legajo de documentos que al parecer develan entramados negocios oscuros revestidos de legalidad a través de compañías registradas en el país caribeño y que podrían inmacular fortunas de connotadas personalidades del ámbito público forjadas de fraudes de distinta índole.
La República de Panamá es conocida como paraíso fiscal. Representa un territorio “offshore“, debido que posee leyes bien establecidas que permiten la adecuación a cualquier necesidad del inversionista con gran flexibilidad para desarrollar negocios casi con riesgo cero. Entre otras ventajas se otorgan las siguientes:No hay impuestos sobre entradas, no hay impuestos sobre ganancia capital, sobre intereses, sobre ventas, sobre emisiones de acciones corporativas, no hay impuestos a los accionistas, por venta o transferencia de acciones, por acciones de capital, sobre propiedad, entre otros.
La popularidad de las inversiones offshore ha ido en aumento durante los últimos años, debido a las ventajas que se pueden obtener en comparación con las tradicionales, que además de la ausencia de impuestos presupone confidencialidad y secreto bancario que permiten al inversor realizar sus operaciones con un importante nivel de privacidad, libertad total de inversión porque los centros financieros son territorios altamente desregulados que ofrecen total libertad de inversión y no imponen controles de cambio o sobre el capital, permitiendo invertir globalmente, tanto en mercados tradicionales como en países emergentes, sin trabas legales o administrativas y diversificación y gestión del riesgo.
No cabe dudas que nuestra legislación está muy lejos de parecerse a la panameña. La rigurosidad y cantidad de requisitos que se requieren para la constitución y la puesta en operación de una sociedad de derecho privado con fines de lucro son vigiladas por el Estado a través de los órganos competentes.
Ahora bien, a la vista de todos pareciera que ocurriera todo lo contrario en la cuidad del sol amada. Los negocios financieros que se transan todos los días en nuestra Maracaibo son importantes. Docenas de empresas de constituyen todos los días ante las oficinas de registro mercantil sin la debida certificación de legitimación de capitales, cientos de negocios ofrecen vehículos, casas en privilegiadas locaciones, apartamentos lujosos, lanchas, resort, aeronaves y la cotización se hace en moneda extranjera sin tapujos y como si fuera poco, por las redes sociales cual subasta tumultuaria, también se procura la venta de monedas extranjeras al “precio del día”.
La situación de la volatilidad de los negocios en la ciudad pudieran estar causando un daño no solo a la economía local sino a la nacional, los efectos de inversiones en negocios con dinero producto de actividades delictivas como el bachaqueo, el contrabando, la extorsión, el sicariato y otros de distinta entidad causa un daño tangible en las instituciones financieras, entidades consideradas vitales en el proceso de crecimiento económico. Así mismo, el sector real sufre un deterioro en la productividad al desviar recursos, retrasando el crecimiento económico y finalmente distorsionando el sector económico externo. Más pronto que tarde deben develarse este tipo de negocios que han alterado el ritmo del crecimiento económico de la Maracaibo que todos queremos, la ciudad mágica llena de oportunidades para los hombres y mujeres de bien.
Profesor Universitario