Un “reloj de arena” que marca la hora del placer, esa es Kim. La mujer que acapara la internet. Pero ¿científicamente qué es lo que lleva a los hombres a babear por esta hembra que mata la liga?
Los ojos recorren con insistencia la curvilínea figura. Ellas ansían semejar tal forma. Ellos desean tenerla entre sus manos.
La silueta femenina del “reloj de arena”, “cuerpo de guitarra” o “triángulos opuestos” ha sido desde el origen de los tiempos la llave del eros masculino.
Ha estado presente en toda la historia de la humanidad; lo testifican Venus y Afrodita. Y ahora, el eterno ideal citereo vive en estampas como la de Kim Kardashian, la modelo, actriz y empresaria norteamericana de sangre armenia y holandesa.
Sus apariciones revientan las redes sociales, no existe medio que resista la tentación de publicar algo sobre esta beldad, y se ha hecho imagen publicitaria de firmas como “Famous Stars and Straps”, “Quick Trim”, zapatos “Balenciaga”, comida rápida “Carl’s Junior”, las golosinas “Sugar Factory”, los productos para la piel “Perfect Skin” y las prendas de vestir “Vata Sports”.
A continuación, expertos nos explican por qué la figura del “reloj de arena” causa tanto impacto en la retina masculina.
“En este tema hay varias versiones: se dice que la atracción hacia una mujer de gran busto y caderas anchas es una cuestión instintiva en lo homínidos”, afirma J. J. Delgado Dupont, sexólogo y urólogo de la Policlínica Maracaibo. “Esos atributos en una mujer representan fertilidad”, explica. La mente del varón asocia los pechos grandes con una buena capacidad de amamantar, y las caderas anchas con mejores condiciones para albergar una criatura en el vientre.
Por otro lado, Delgado Dupont señala que existe otra versión: “Es la de un origen cultural, por la cual yo me inclino. Opino que los gustos están determinados por patrones que aprendemos, y en eso influyen mucho los medios masivos”.
“Si no, entonces, ¿cómo es que en los años 60 estuvo tan de moda aquella modelo llamada Twiggy, que era sumamente delgada, de caderas estrechas y senos pequeños?”, cuestiona el experto.
Para sostener su afirmación compara: “Por ejemplo, antes el vello púbico no era visto como algo antiestético, sin embargo, por un asunto cultural, movido por los propios medios, en este caso la industria de la pornografía, ahora es mal visto que una mujer o un hombre aparezcan con vello en sus aéreas genitales”.
Delgado asevera que así mismo, “los medios han promovido figuras como la de Kardashian, Beyoncé o Chiquinquirá Delgado”. Recuerda que entre los primeros registros relacionados con un ideal de belleza se encuentra la escultura conocida como “Venus de Willendor”, cuya forma está lejos de parecerse a una guitarra.
Asunto de placer
Mientras tanto, Elías Silva, psiquiatra y sexólogo del Centro Profesional Vista Lago, en Maracay, confirma que “cuando los hombres aprendieron a caminar erguidos, desde muy temprano relacionaron formas prominentes de busto y cadera, además de una cintura estrecha, con la fertilidad”.
Pero también añade que tales cualidades están íntimamente relacionadas con la calidad del placer que el varón puede hallar en la hembra.
“Una mujer de cadera ancha y cintura estrecha puede bascular la pelvis, de manera que la columna vertebral se arquea, y ofrece mayores sensaciones sobre el miembro viril, por ejemplo en la posición que conocemos como ‘en cuatro”.
Asimismo, Silva cita varios ejemplos de iconos del cine mundial que cumplieron el estereotipo en cuestión.
“Recordemos a Silvana Mangano (actriz de cine italiano), María Félix (actriz y cantante mexicana) y, por supuesto, el epítome de la figura de guitarra en Venezuela: Lila Morillo”.
El mito del estrógeno
En otro orden de ideas, existe un estudio de la Universidad de Harvard según el cual las mujeres aguitarradas producen un 30% más de estrógeno. Pero los especialistas coinciden en desmentir tal afirmación, pues carece de la suficiente evidencia científica.
“Se ha divulgado la idea de que las hiperestrogénicas poseen cuerpos más voluptuosos, pero no es del todo cierto, es más un dicho que una realidad, porque significaría, entonces, que al inyectar estrógenos a una mujer de pelvis androide (estrecha) podríamos lograr una pelvis ginecoide (ancha), lo cual resulta inverosímil”, señala Silva.
Aunque la producción hormonal determina la distribución de la grasa corporal, los doctos en la materia insisten en que el asunto es ante todo genético. La fisiología femenina se hereda. Basta observar las características de las afrodescendientes, y los resultados de su mezcla en distintas regiones del planeta, destacan.
Estudio
Lo que no tiene discusión es la preferencia masculina. Una investigación publicada en el año 2010, denominada “Human Physique and Sexual Attractiveness in Men and Women” (El físico humano y el atractivo sexual en hombres y mujeres), contenida en el libro “Archive of Sexual Behavior” (Archivos del comportamiento sexual), demostró que los hombres prefieren a las mujeres con senos de mediano a grandes y caderas anchas, con una proporción de cintura/cadera (PCC) menor a 0.8.
Las pruebas fueron realizadas en 37 hombres heterosexuales, mostrando seis fotos de la misma mujer retocadas con tres diferentes tamaños de pecho y cadera, usando la técnica de eyetracking (seguimiento del ojo), mientras los sujetos observaban las imágenes. La decisión fue unánime.
Sin embargo, explicar por qué ocurre así es algo que ni aun los poetas han descifrado. Como lo describió la pluma de André Breton:
“Mi mujer de cabellera de fuego de madera
De pensamientos de relámpagos de calor
De cintura de reloj de arena
Mi mujer de cintura de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer de pechos de crisol de rubíes
De pechos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer de vientre de despliegue de abanico de los días
De vientre de garra gigante”…
Por: Hiram Aguilar Espina
@aguilarespina