El informe que elabora el Banco Central de Venezuela para reportar la escasez en Caracas registra que al cierre de agosto 17 alimentos básicos se encuentran en la categoría de serios problemas de abastecimiento, es decir, tienen escasez superior a 41%.
El resultado precisa que en 85,8 de cada 100 establecimientos visitados por el BCV no había leche completa en polvo, en 85,3 faltaba el azúcar, en 84,2 los aceites mezclados, en 71,4 la harina de maíz precocida y en 62,3 la mantequilla.
Además los consumidores tienen serios problemas para encontrar aceite de girasol, aceite de maíz, arveja, leche completa líquida, punta trasera, frijol, muchacho, queso blanco pasteurizado, leche descremada líquida, margarina, queso amarillo, café molido, lenteja y harina de trigo.
El termómetro general, que refleja un promedio de todos los alimentos que chequea cada mes el Banco Central arroja una escasez de 19,2% que prácticamente duplica el 10% registrado en agosto de 2012.
La historia vivida desde 2003 y durante la administración de Jaime Lusinchi, demuestra que cuando el Gobierno mantiene inalterable un precio que no permite cubrir los costos y obtener rentabilidad, los empresarios disminuyen la producción y se agrava la ausencia de productos básicos.
Si bien las autoridades han permitido incrementos este año los precios permanecieron represados por largo tiempo y aún las empresas no logran cubrir sus costos adecuadamente.
En julio los ministros de Alimentación, Félix Osorio; Agricultura y Tierras, Yvan Gil; Comercio, Alejandro Fleming y Finanzas, Nelson Merentes, presentaron al Presidente de la República, Nicolás Maduro, un cronograma de aumentos en el precio de alimentos como aceites, pollo, carne, leche, sardinas, pastas y harina de maíz precocida que contempla superar el desajuste gradualmente con incrementos en septiembre, noviembre y febrero del próximo año.
Para el Gobierno no es fácil permitir el incremento de precios en los bienes regulados que ayudaría a disminuir la escasez porque la inflación ya ha golpeado con fuerza a la capacidad de compra del salario.
En medio de un desequilibrio donde la impresión de billetes para cubrir el déficit en las cuentas públicas dispara la demanda y la oferta no es la adecuada la inflación acumula un salto de 32,9% en los primeros ocho meses de este año y el precio de los alimentos de 42,4%.
Al rezago en ajuste de los precios controlados se añade que Cadivi, el organismo encargado de distribuir las divisas a las empresas que elaboran alimentos y necesitan importar materias primas, maquinaria o empaques, ha cerrado el grifo y el sector privado sufre escasez de divisas, algo que también impacta la producción.
Cadivi cuenta con un presupuesto que cada mes le aprueba el Banco Central y el tanque de dólares en efectivo que tiene disponible el BCV no permite mayor holgura, de hecho, solo dispone de un flujo de 2 mil millones de dólares.
Las reservas líquidas del BCV han descendido en un entorno donde Pdvsa no cobra la totalidad de la factura petrolera por convenios que tiene con países del Caribe, la producción de barriles no aumenta y ya el país gastó los dólares que China entregó a manera de préstamos que deben ser cancelados con envíos de petróleo.
Los venezolanos también sufren escasez porque gracias a que los bienes controlados tienen precios artificialmente bajos ha aumentado el envío ilegal de productos a Colombia y Brasil, donde son revendidos a un precio muy superior.
Vía Diario El Universal/Víctor Salmerón