En Venezuela, el acceso al gas doméstico se ha convertido en un desafío constante para millones de ciudadanos que dependen de este recurso fundamental para sus actividades diarias. A pesar de contar con una de las reservas de gas natural más importantes del mundo, el país atraviesa una profunda crisis de suministro que afecta a todas sus regiones, incluido el estado Anzoátegui.
En distintos puntos del territorio, es común observar extensas filas en los centros de distribución, donde los usuarios aguardan durante horas o incluso días para obtener una bombona de gas.
En Anzoátegui, numerosos sectores llevan semanas sin recibir el servicio, a pesar de haber pagado previamente y entregado sus cilindros a los líderes comunitarios encargados de la distribución. La paralización de varias plantas de llenado y el déficit de producción en instalaciones clave como el Complejo Criogénico de Jose han agravado la crisis. Aunque esta planta tiene una capacidad de producir 220.000 barriles diarios de gas propano, actualmente solo genera una fracción de esa cantidad, lo que deja a miles de hogares sin este recurso vital.
A nivel nacional, el 92% de la población necesita gas propano en cilindros para cubrir sus necesidades diarias. Sin embargo, la producción y distribución actual son insuficientes, lo que obliga a muchas familias a recurrir a métodos rudimentarios como la leña para cocinar. Esta alternativa no solo representa un retroceso histórico, sino también un riesgo para la salud debido a la inhalación de humo y al daño ambiental que supone la tala indiscriminada.
El colapso de la industria petrolera nacional han contribuido a esta crisis. Aunque Venezuela cuenta con una flota de transporte teóricamente capaz de abastecer a millones de hogares mensualmente, los problemas logísticos y la producción insuficiente impiden cumplir con esta meta.
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Via NAM/Diario Republica