Nicolás Maduro, presidente de la República, negó que hubiese otra devaluación este año. El 6 de junio advirtió que las olas de rumores obedecían a campañas desestabilizadoras de los «fascistoides». Así lo pronunció en cadena nacional.
Pero el ente sigue rondando. El ectoplasma, aquella sustancia no comprobada que dejan los espectros a su paso, pareciera que huele en las conversaciones de venezolanos de a pié, comerciantes, universitarios, empresarios y otros numerosos sectores del país.
Se habla de una devaluación en puertas con el relanzamiento del Sicad, el nuevo sistema de subastas para adquirir dólares implementado por el Gobierno. Extraoficialmente durante las primeras ofertas se conoció que los dólares se tranzaron entre 10 y 15 bolívares por dólar, lo que no habría dejado un buen sabor al sector empresarial, mucho menos al civil y su siempre figura martirizada del «último en la cadena»…o «el que termina pagando».
El experto en economía Gustavo Rojas Matute ha declarado que las correcciones en la economía continuarán y se tendrá que sincerar el precio real del dólar. «La demanda de dólares en Venezuela se genera para poder comprar productos, y para importar productos, bienes y servicio, viene dada por la excesiva liquidez que se imprimió a la economía desde el BCV el año pasado, cuando la campaña electoral. Ahora bien, para dominar ese flujo, el Gobierno, o recorta la liquidez monetaria, o le sube el precio al dólar, lo que eventualmente haría», sostuvo en entrevista reciente con la cadena Unión Radio.
«La devaluación puede ser explicita, subir el dólar de 6.3 a 10 bolívares, o implícita como en el Sicad en sus primeras subastas que no se supo a ciencia cierta cuál fue el precio final de los dólares tranzados, o la intervención del Gobierno en el Mercado Negro, legalizandolo incluso», dijo.
Pero pese a las salidas planteadas por Rojas Matute, de lo único que dijo estar seguro es que la devaluación viene.
Desde el Gobierno la posibilidad es nula. Nelson Merentes, presidente del BCV, indicó recientemente que ni el Ejecutivo ni el Banco Central estudiaban siquiera una devluación.
El titular sostuvo que la institución financiera, y el mismo Ejecutivo son quienes comparten la potestad sobre la materia y no está previsto un proceso similar.
Y agregó: «Sin importar por quién votó cada quien en estas elecciones, tenemos que trabajar para reducir la inflación a un dígito; es por el bienestar de todos y en particular de los que menos tienen. El BCV hará el esfuerzo para recibir a los inversionistas y empresarios», expresó Merentes.
Pero ¿Por qué se insiste en la nueva devaluación?
Jesús Casique, director de la firma Capital Market Finance, aseguró que se insiste en una nueva devaluación porque el tipo de cambio está sobrevaluado y el precio del dólar debería estar sobre los 9 bolívares para sostener la economía venezolana.
«La devaluación en febrero fue chucuta, parcial. Otro de los problemas que acompaña estas medidas en el país es que las devaluaciones se dan aisladas, en medio de confiscaciones. ¿Cómo es posible estimular la producción de esa manera?», cuestionó.
Sin embargo, el experto en Economía sostuvo que una nueva devaluación oficial sería mortal para el Gobierno. «Lo más probable que ocurra es una devaluación solapada a través del Sicad», con el propósito de aplazar la aplicación de la política económica en el primer trimestre del 2014.
Explicó que en la primera subasta el Banco Central de Venezuela no divulgó el precio de la divisa, pero se estima que estuvo sobre los 12 bolívares.
«Mediante el Sicad, el Gobierno tratará de tapar cualquier información para genere un costo político esa devaluación solapada».
Casique también señaló que una nueva devaluación dependerá de las cuentas fiscales y del precio del barril de petróleo.
A su juicio, el dólar en el mercado negro seguirá aumentando por la escasez de divisas. «Para atacar el dólar paralelo el Gobierno debe abrir el grifo y bajar las divisas. De lo contrario, seguirá subiendo y agravándose el problema con el mercado negro».
Un exorcismo contra el propio Gobierno
A finales de 2012 el Ministro de Planificación y Finanzas Jorge Giordani y el presidente del BCV, Nelson Merentes, aseguraron que el Gobierno no pensaba devaluar la moneda. Las declaraciones que fueron asumidas por la población con cierta confianza se dieron el 23 de octubre, a escasos días de terminar el año. El Presidente Hugo Chávez había resultado electo el 7 del mismo mes con más de un un millón de votos de ventaja y Venezuela entraba en un torbellino político del que no tendría idea. El 8 de diciembre el mandatario nacional anunciaba su partida a Cuba para someterse a una nueva operación contra el cáncer que reaparecía, pero Chávez no retornaría al poder.
Sin embargo el 8 de febrero pasado, tan solo cuatro meses después, el Gobierno, en las voces del mismo Jorge Giordani y Nelson Merentes, anunciaba la nueva devaluación de 4.3 a 6.3 bolívares por dólar, un bajón de 46 por ciento a la moneda venezolana.
Precisamente en estos cambios indeterminados en pocos días es que resurgen los fantasmas de la nueva devaluación. Queda del Gobierno extinguir la totalidad de los rumores con acciones. Aún el sinsabor de una contradicción está en la población.
Redacción/DiarioRepública