Como José Ovido muchos han buscado la manera de seguir realizando su tarea de comercio sin mitigar sus ganancias o sobrevivir
En la Calle 72 con la Av 14 A se encuentra una venta de agua de Coco con menos de un mes de reinstalada que ofrece esta bebida tan típica del Caribe con la variedad de que acepta ademas del escazo efectivo, transferencia y pago instantaneo interbancario.
José Ovido, encargado del negocio indicó a Diario República «Tenía dos opciones empezar a aceptar este pago o morirme de hambre y cerrar el negocio, nadie tiene efectivo y entre las prioridades de la gente no está el tomarse un agua de coco y gastar el efectivo en este producto».
Al igual que Ovido, Omar Caceres vendedor de jugos del centro de la ciudad, ha optado por asociarse con un punto cercano para que puedan pagarle por el producto que ofrece, además también acepta el pago virtual las razones la misma de Oviedo, o migra y se arriesga a perder un poco o no sobrevive.
Ambos comercientes indicaron a Diario República que no todas las experiencias has sido satisfactorias pues, algunos intentan engañar y robarles con el pago, esos no vuelven más a comprar más dice Caceres, pero ya me ha pasado dijo.
Te arreglan los zapatos por comida
Otro que se reinventa y comenzó a utilizar el trueque como parte del pago o el pago total por hacer su trabajo es Orlando Mavare, Zapatero que vive en Los Planazos de Maracaibo, aunque su puesto no está en este sector sino en el centro de la ciudad, en su casa le «caen trabajitos» y a estos vecinos le acepta el pago de su trabajao con alimentos no precederos, «le pedi que me cosiera un par de zapatos y como no tenía los 120 mil bolívares me pidió kilo y medio de arroz y bueno acepté» dijo Jhousny Villalobos, cliente de Mavare.
Mavare señaló además que le ha tocado en el centro realizar trabajos pidiendo una parte en efectivo y otra en comida «nos estamos adaptando para no dejar de ejercer nuestro oficio» dijo, «resaltando que no pueden trabajar con trueque pues ellos necesitan efectivo para comprar los insumos para poder reparar los calzados».
La misma situación ocurre con los profesionales del motor quienes en muchos casos han recibido o propuesto como forma de pago, a sus clientes habituales y confiables, la compra de carne o productos de charcutería como pago de sus reparaciones.