Tanto el Real Madrid como el Liverpool se mostraron como dos equipos que no renunciaron a defender y buscaron desde el primer minuto la victoria, el Real Madrid logró su decimotercera Liga de Campeones, la tercera en fila, y la 13° Orejona de su historia, ante un Liverpool que nunca renunció y complicó a los blancos hasta el último minuto.
A la media hora, tras la infracción -mitad trampa, mitad astucia de Sergio Ramos- no sancionada por el árbitro serbio Milorad Mazic, se retiró lesionado Mohamed Salah. Fue un golpe para el crack nacido en el rincón egipcio de Basyoun, para el Liverpool y también para el desarrollo de la final. Hasta ese instante había sucedido un encuentro propio de lo mejor de la Champions League: intensidad y aceleración al servicio de la búsqueda ofensiva.
El marcador se inauguró apenas al minuto 51′ del segundo tiempo, cuando una mala salida del portero del Liverpool, Loris Karius, fue aprovechado por el delantero francés Karim Benzema para poner arriba a los blancos.
Poco le duraría la alegría al equipo español, ya que al minuto 64′ llegaría el empate de la mano de Maneh, quien aprovecharía que Van Dijk ganó un cabezazo en el área en un tiro de esquina, y superaría a Keylor Navas llegando al balón.
El juego se volvería a equilibrar, con ambos equipos en un choque permanente por la redonda en el medio del campo, cuando Zidane haría un movimiento clave en el partido, sacaría al minuto 61′ a Isco por el galés Gareth Bale, quien con solo tres minutos en cancha, marcaría de chilena y pondría a dudar a aquellos que no confían en sus capacidades y lo ven fuera de la casa blanca en la próxima temporada.
El Liverpool tendría breves momentos de asedio en las afueras del área pequeña del conjunto ingles, pero el Madrid sería más contundente en sus ataques, logrando empequeñecer la estrategia ideada por el técnico alemán Jurgen Kloop.
Un nuevo error de Karius costaría un gol en contra para su equipo, cuando en el 83′ una diagonal de Bale y y disparo fuera del área, aumentaría a dos goles la diferencia entre ambos equipos, al no poder controlar correctamente el arquero el disparo del galés.
Sin más argumentos sobre el campo de juego, el Liverpool nunca se rindió, a pesar del dominio de balón ejercido por el Real Madrid.
Este es el tercer título europeo consecutivo para los merengues, la decimotercera en su historia, siendo el club que más veces ha levantado este prestigioso trofeo a nivel de clubes.
Globovisión/El clarín